manuel rodriguez lavado 171115

Hemos oído en anuncios publicitarios en montones de ocasiones la frase “nuestros clientes nos recomiendan”. Con dicha frase parece entenderse que las únicas personas que pueden recomendarte son tus clientes o incluso, que ellos son los que mejor te pueden recomendar. ¿Es eso así?

En primer lugar, los clientes tienen una ventaja sobre el resto. Su testimonio sobre el producto es real. Pueden hablar de su propia experiencia como consumidores del producto o servicio, luego cualquier cosa que puedan decir suena sincero o real. Ahora bien, no en todas ocasiones los clientes por muy satisfechos que estén te van a recomendar. Si esto fuera así, como hemos dicho en otros artículos hasta las máquinas de vending obtendrían recomendaciones. La fuente de una recomendación va más allá de ofrecer un buen producto y servicio. Proviene de una experiencia con el cliente donde se crean vínculos emocionales.

Por otra parte, por muy buena voluntad que un cliente tenga para recomendar estás seguro de que tiene acceso a un gran número de clientes. Si tu negocio en un restaurante o un hotel puede que sí, si ofreces servicios legales conocerá algunos menos y si eres un fotógrafo y tu cliente es una inmobiliaria a lo mejor el cliente no quiere que otras inmobiliarias tengan acceso al mismo suministrador. Es por esto, que a la hora de encontrar fuentes de recomendación es importante que abramos la mente y no nos centremos en nuestros clientes como única fuente de recomendaciones.

De hecho, en el libro WorldBestKnown Marketing Secret, Mike Macedocio detalla hasta ocho diferentes fuentes de recomendaciones para nuestros negocios, donde los clientes es solo una fuente que ni mucho menos es la mejor de todas.