Woody Allen: «Masturbarse es hacerle el amor a la persona que uno más quiere.»
Belén Zurbano. “…llenas de estas y otras perlas [está lleno el material]” dice el ABC de este pasado miércoles. Se refiere al tan criticado contenido sexual del programa formativo Averroes de la Consejería de Educación. Es el tono generalizado del artículo, lleno de crítica y sorna hacia este programa de ESO en el que se trata abierta y explícitamente la sexualidad.
Pero es que la sociedad, las mujeres –y también los hombres- somos “estas perlas”: orgasmos, prejuicios, estereotipos, formación, desinformación, deseos, miedos, tabúes.
El Observatorio por la Libertad en la Educación ha denunciado este material porque se desmitifica el vicio, se enseñan genitales y se habla de masturbación, sí señor, por eso, porque todo eso sale en las dichosas fichas de trabajo de los nenes. En sus propias palabras este material didáctico priva a los padres del derecho “a orientar la educación sexual de sus hijos en libertad y en función de sus propios valores de conciencia” a la par que implica «una imposición ideológica sobre el género».
Para elegir –esencia de la libertad, qué incoherente que esta plataforma quejica, con todo mi libre respeto, se denomine “por la libertad”, si no dejan elegir a nadie- es necesario conocer. Ya lo decía el Ché –qué me da a mi de que éste tampoco les iba a gustar- “un pueblo analfabeto es un pueblo fácil de engañar”. Pues con el analfabetismo sexual igual. Hay que conocer [¿tendrá algo de malo observar los genitales propios ante un espejo y yo no me he enterado? Total, siempre van a estar ahí, mejor conocerlos digo yo] para luego elegir.
Y si sabiendo que no te salen granos por masturbarte decides no hacerlo, adelante. Pero que no te quiten –y menos en aras de “la libertad”- el derecho a saber, a conocer. Que viva la revolución, que dirían algunos, y el sexo, que digo yo.