He leído, con motivo de la sustracción de varios carros de la compra por parte del sindicato SAT, varios lúcidos artículos que luego enlazaré por si alguien está interesado en leerlos. Quizá uno de los aspectos que me ha resultado más interesantes del debate suscitado estos días atrás es el situar en el debate público actual el concepto de legitimidad. Evidentemente, si los productos tienen un precio y abandonas el logar si abonar el importe de los mismos, se está cometiendo un acto de ilegalidad ya que no se está contemplando la norma vigente, pero, ¿es esto del todo ilegítimo?

Comencemos por el contexto que bien apunta Alberto Garzón Espinosa en su artículo: el empobrecimiento ciudadano, la desnutrición infantil, la ayuda humanitaria que vamos a recibir y la otra cara de la moneda: tierras fértiles y públicas sin explotación alguna (recordemos Somonte o las Turquillas, recién desalojadas), rescates millonarios a banqueros igual de millonarios o recortes que no se aplican nunca por igual a ciudadanos y a dirigentes (llamarles políticos es una traición histórica y lingüística).

En esta situación, pocos somos los que no conocemos ya a al menos un miembro de nuestro entorno “autoexiliado” de este nuestro país por motivos económicos, como pocos somos también los que no conocemos a gente gravemente empobrecida en los últimos dos-tres años: no hay dinero para pasar la revisión del coche, para cambiar de bañador, para salir un día al cine, para comprar pescado, para ir de vacaciones, para los libros nuevos de los críos. Habrá cosas de las que podamos prescindir (¿del cine tal vez?, adiós cultura) pero a otras no estamos dispuestos a renunciar, como por ejemplo, a dejar de dar de comer a nuestras familias. Máxime, cuando los que rebajan sueldos, encarecen alimentos, vetan el acceso a la sanidad…no sufren en modo alguno las consecuencias de sus acciones y dictámenes. A los que nos conminan a rebajar nuevamente nuestros salarios los obligaría yo a pasar un par de meses sólo con 800 euros (que no es ni de lejos el salario mínimo interprofesional).

Creo más que oportuno, como ya dije alguna que otra vez, retornar a un análisis clásico de la situación: en la crisis que vivimos existe una lucha de clases. Concretamente existen dos clases: la que sufre la crisis y la que no. La primera la componen esas gentes que se piensan cuántos euros dejan de echar al coche para poder llegar a fin de mes y la otra los que leen en algún balance que sus “empresa” ha registrado algún tipo de pérdida (en el peor de los casos porque no se nos olvide: el sector de lujo sigue aumentando ventas, hay gente que no se ha empobrecido NADA).

En este sentido, hacerse con unos cuantos cientos de euros en comida para gente con hambre no parece tambalear de un modo flagrante el concepto de legitimidad sino que además lo hace retornar a nuestra vida diaria con cierta e inusitada fuerza. ¿Es legítimo acaso el rescate de Bankia, el pago a Rato, el incremento de IVA, mientras la gente de este país pasa hambre?

A mí, como ciudadana formada y activa, nunca me preguntaron sobre esto, nunca di mi consentimiento, nunca dije sí a la sumisión absoluta ante el gobierno de una nación extranjera llamada capital y gobernada en el populacho por un régimen llamado Merkel.

Y, por último, antes de acabar con recomendaciones a lecturas sobre gente mucho más interesante que yo, un apunte: si nosotros no hacemos las leyes, todos nuestros robos serán ilegales mientras que los de los que sí legislan quedarán amparadas en un estado de derecho hecho a la medida de sus cinturones.

http://www.facebook.com/veghita/posts/166067346862016?comment_id=375297&notif_t=like

http://www.notonidas.com/2012/08/la-inmunidad-bancaria-la-ley-y-los.html

http://esthervivas.com/2012/08/09/mercadona-y-sat-quienes-son-los-ladrones/

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