joaquin ferrera 210416

Desde siempre, han sido innumerables los debates que se dan sobre el tema. ¿El tamaño del pene importa? ¿Influye en el placer? Pues, como todo, es cuestión de gusto. Algunas personas aseguran que sí y otras piensan que no es un requisito necesario.

Mientras que los hombres tienden a enorgullecerse de la longitud de su pene, su grosor probablemente sea de más importancia para la mujer a la hora de recibir una estimulación más placentera. Las terminaciones nerviosas de la vagina son más abundantes en el primer tercio. Por tanto, la estimulación se produce en ese lugar (clítoris).

Además, la vagina es una cavidad elástica que se adapta a toda medida o necesidad y es el clítoris la zona más sensible. Si consideramos que el famoso punto G se localiza a 4,5 cm del orificio vaginal, entonces, cuanta más presión se ejerza sobre esta zona, más agradable puede ser para la mujer. Por otro lado, estimular el cuello uterino con un pene muy largo puede ser absolutamente molesto y doloroso para la mujer.

Una investigación realizada por la Universidad Nacional de Australia señaló que las mujeres se sentían atraídas por los miembros viriles de mayor tamaño. Sin embargo, la atracción de las mujeres comenzaba a disminuir a medida que el tamaño del miembro alcanzaba niveles inusualmente altos. Asimismo, los de medidas superiores a la media tan sólo eran percibidos como deseables en el caso de que mantuviesen proporción con el resto del cuerpo.

De este estudio, y otros, podemos deducir que el tamaño -al menos la longitud- importa más como algo estético para la mujer. A la hora de «escoger» un pene para tener relaciones vaginales la cosa varía. Si la longitud es excesiva, la mujer percibirá que la penetración va a ser dolorosa; por tanto, le resultará desagradable.

Por otro lado, podemos asegurar que este debate siempre le ha importado más al hombre que a la mujer. Por tanto, le toca a éste hacer una reflexión acerca de la importancia desmedida que se le ha otorgado a la longitud de su miembro y a los complejos personales que se dan en muchos casos.

La educación sexual y la práctica de habilidades emocionales que refuerzan la autoestima permiten minimizar desde la infancia los complejos relacionados con el tamaño del pene. Tenemos que tener claro que «la sexualidad no es genitalidad». Es algo que tiene que ver tanto con el cuerpo como con la mente, pues el cerebro es el mayor órgano sexual que tenemos.

En definitiva, necesitamos ser conscientes de que las relaciones sexuales van más allá de la mera utilización del pene. Tenemos manos, boca, lengua, tacto etc; por lo que hay saber sacar partido a todas las posibilidades que nos ofrece nuestro cuerpo.

http://psicologiaysexologiaintegralsevilla.blogspot.com.es/

http://www.atochaginecologica.es/