joaquin ferrera 070416

Desde siempre el amor se ha relacionado con algo poético, romántico, intangible… Por tanto, algo difícil de definir operativamente en términos que podamos comprender o, al menos, conocer qué componentes o características tiene.

Es de especial relevancia saber qué aspectos están presentes en el amor, ya que comprenderemos muchas cosas que habitualmente nos preguntamos. Algunas de estas cuestiones que nos formulamos en ocasiones son: ¿Me quiere mi pareja todavía? ¿Estoy realmente enamorada o lo estoy porque le tengo cariño?

Existen varias corrientes que explican qué es el amor, qué ocurre a nivel cerebral, qué componentes están presentes… Una de ellas explica esta emoción desde el punto de vista biológico. Objetivamente, está claro que cuando nos enamoramos ocurren cambios a nivel neuroquímico. La primera fase del enamoramiento -amor como impulso- surge cuando el cerebro se inunda de feniletilamina (anfetamina que segrega el cuerpo) a lo que responde liberando neurotrasmisores como dopamina, norepinefrina y oxitocina. También bajan los niveles de serotonina y se libera adrenalina, que inunda el torrente sanguíneo haciendo que aumente el ritmo cardiaco. La mezcla de estas sustancias hace que se creen vínculos emocionales con la otra persona y aparezcan los típicos síntomas del enamoramiento: se acelera el corazón, empiezan los nervios y llegan las mariposas al estómago.

Por otro lado, me quiero centrar en una teoría muy interesante de un psicólogo americano llamado Robert Sternberg: ‘Teoría triangular del amor’.

En esta teoría se plantea que, para que haya verdadero amor, deben existir tres componentes: pasión, intimidad y compromiso. Cada uno de estos conceptos se define de la siguiente manera:

Pasión: deseo sexual o romántico de gran intensidad, acompañado por una fuerte tendencia a buscar la unión física y/o emocional con el otro.

Intimidad: conocimiento del otro y confianza en lo que es, lo que hace y lo que siente. Cercanía y preocupación por su bienestar. Necesidad de acercamiento y de revelación mutua.

Compromiso: voluntad de mantener el vínculo y sentimiento de responsabilidad al respecto. Interés en superar las adversidades y perpetuar el afecto, más allá de las circunstancias temporales.

Con base en esa triada, propone la idea de que existen siete formas de amor, según la forma en que aparecen y se manifiestan cada uno de esos tres componentes.

Estas modalidades son:

teoria-amor

Como podemos ver, el amor consumado representa el modelo ideal del amor en donde están presentes todos los componentes: pasión, intimidad y compromiso. Sternberg indica que este tipo de amor es poco común, pero que lo más difícil no es encontrarlo, sino mantenerlo. Para lograrlo, es necesario recordar que el afecto se debe expresar constantemente y que debe ser alimentado.

Cuando tenemos una relación de pareja estable y duradera, habrá ocasiones donde pondere más un factor que otro. Es importante tener claro esto, ya que la conocida ‘rutina’ es algo normal, pero también se supera si la trabajamos. Para continuar en pareja, es necesario que ambos se impliquen en realizar acciones a favor del otro para facilitar un ‘re-enamoramiento’.

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