joaquin ferrera drogas

En la actualidad, es muy frecuente el uso (y abuso) de algún tipo de droga por parte de un importante número de personas. En este artículo, vamos a referirnos a aquellos consumidores y consumidoras que coquetean con la droga con cierta asiduidad. Concretamente, a quienes hacen un uso abusivo casi todos los fines de semana y cómo esto afecta a la sexualidad.

En primer lugar, hay que aclarar que igual de nocivo es si se usa a diario como si sólo se usa el fin de semana de forma abusiva. Su consumo afecta a las cuatro áreas del funcionamiento sexual: el deseo, la satisfacción, la excitación y el orgasmo. Depende de qué se consuma, cuánto y quién la consuma, podrán estar más o menos afectadas algunas de estas áreas.

Quizá el sector más vulnerable, y al que quiero referirme aquí, es el/la adolescente y ‘adulto/a joven’. El patrón de consumo de fin de semana suele ser la mezcla de alcohol con otro tipo de sustancias (cannabis, cocaína, drogas de diseño…) y luego, si se ha tenido suerte, pues un poco de sexo para acabar la gran noche.

Por experiencia, puedo comprobar cómo este sector de población demanda ayuda por problemas en sus relaciones sexuales, circunscritas sobre todo al fin de semana, que es cuando hay más opción de que existan. La queja típica viene descrita como “me fui con una chica y no tuve erección”, “estuvimos un rato y no pude eyacular”, “me dolía cuando intentaba penetrarme”…

Cuando indagas en el asunto resulta que esta persona, cuando inició el contacto sexual, llevaba varias horas consumiendo alcohol, marihuana, cocaína o pastillas. Yo me pregunto muchas veces: ¿y quién puede tener una relación sexual en esas condiciones? ¿Existe supersexman o supersexwoman?.

Además, la cuestión es que si se consume con cierta frecuencia -aunque sea sólo los fines de semana-, las consecuencias en la sexualidad van más allá de lo que dura el efecto de la droga consumida. La respuesta sexual puede quedar alterada durante cierto tiempo. Pueden verse alteradas las fases de excitación (dificultad de erección) y orgasmo (dificultad o imposibilidad de alcanzarlo).

A su vez, esto lleva el problema añadido de que, cuando haya expectativas de un nuevo encuentro sexual, se puede ir con miedo e inseguridad, terreno abonado para otro fracaso.

Muchos y muchas jóvenes utilizan el consumo de alguna sustancia como remedio para “lanzase”, “aguantar más en la relación sexual”, “para perder el miedo”… Hay que decir que no es un buen sistema para afrontar una relación sexual, ya que se tiene mucha probabilidad de que la cosa no acabe bien. Este tipo de sustancias nunca mejoran la sexualidad. Son falsos mitos. No se trata de que el chico/a no tenga experiencia, ni tenga un trastorno. Sólo hay que tener en cuenta que, con el cóctel alcohol, droga, fiesta y cansancio, pocas personas disfrutan en un encuentro sexual.

Para tener sexo hay que dejar de lado a esos malos compañeros de viaje. No hace falta aguantar ni más ni menos, ni tener una mejor o peor erección, ni hay que tener ansiedad… porque no vamos a competir, ni ser mejor que nadie. El único objetivo debe ser disfrutar de esos encuentros con plena conciencia.

Por tanto, si me permites un consejo, no consumas drogas. Asimismo, si crees que vas a tener un mejor “rendimiento sexual” si has consumido, pronto te percatarás de que te has equivocado. Procura disfrutar de tus relaciones sexuales con responsabilidad, con el máximo disfrute y en plena conciencia. No te dejes engañar. “El sexo no entiende de química”. Hazlo naturalmente… con amor.

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