La calle San luis, una de las arterias más importantes y extensas del sevillano y archiconocido barrio de la Macarena. En él se esconde toda una colección de esos sucesos que son preferibles no creer y que no tienen minutos en los medios y noticias convencionales, ya que en su gran extensión la calle San Luis puede llegar a ser nombrada como la calle maldita de Sevilla, entre sus fachadas habita lo imposible. Una serie de hechos y acontecimientos que aún a día de hoy estremecen a los vecinos de esta famosa calle sevillana.

Suicidios, enterramientos, un solar y un viejo hospicio infantil donde ocurrieron muertes trágicas de niños son las claras improntas o desencadenantes de la fenomenología de este enclave sevillano.

Todo comienza con una obra en un gran solar a la altura de la calle Mercurio, una obra que incomprensiblemente parece no tener fin nunca. Los que allí trabajaban decían que lo imposible habitaba en aquel solar. Las herramientas cambiaban de lugar extrañamente, escuchaban voces desgarradoras que nombraban sus nombres, e incluso les tocaban. Al vigilante nocturno le ocurría lo mismo que a los obreros, pero éste también veía sombras deambular por aquel solar. Su perro estaba aterrorizado cada vez que pisaba aquel lugar.

Todo empieza a esclarecerse cuando, a causa de las obras, hallan un enterramiento de la época romana. Una serie de vasijas en cuyo interior yacían los huesos de los fallecidos. Pero no solo encontraron los cuerpos; también encontraron una inquietante tablilla que dice “no turbar la paz de este lugar”.

Un vecino de la calle Mercurio, Manuel Caltelar, aseguraba que esas sombras se acercaban cada día más a su casa y comentaba a sus vecinos que cuando esas sombras llegaran a su casa se suicidaba. Un día, apareció muerto con un cuchillo en el corazón. El dictamen policial aseguraba que Manuel se colocó el cuchillo en el pecho y corrió hacia la pared, clavándose el cuchillo y causándole la muerte. Otra muerte extraña acontecida cerca del famoso solar fue la de Pelayo Roldán, que aparece muerto dentro de un baúl de su casa. Todo apuntaba a otro suicidio.

Muy cerca del solar se encuentra el Centro Andaluz de Teatro. Ya profesores y trabajadores y alumnos de este lugar fueron testigos de lo extraño, apariciones… e incluso se llegaron a captar psicofonías. Frente al CAT vivía Jorge, que aseguraba que del CAT salían niños que daban unos saltos increíbles, incluso llegando a la altura de su terraza. Estos niños atormentaban a este señor hasta el punto de que se ahorcó.

Hoy aquel solar es un garaje de tres plantas. ¿Seguirán esas sombras atormentando a todo aquel que se aventure por el recinto?