Y qué si levanto la voz, por Belén Zurbano

La vuelta del veraneo para algunos supone la inexorable –y deseada- huida temporal para otros. Hoy día todo el mundo parece necesitar –no estaría mal cuestionarse las razones últimas- el aliviado destierro vacacional. A pesar de haberme tomado las vacaciones de la columna semanal antes que las de la playa, yo también acuso la necesidad apremiante del olvido, del silencio.

Belén Zurbano Berenguer. Quien ha pasado algún tiempo fuera de la ciudad seguramente no haya vivido la vuelta a casa de los cooperantes catalanes secuestrados, ignora las últimas cifras consecuencia de la llamada “huelga de bolis caídos” y no se ha cruzado de bruces con los controles policiales pre- vuelta ciclista en nuestra ciudad. Tampoco habrá reparado en ese detalle, esa conjunción que muchas veces ocurre y sólo en ocasiones se nos hace perceptible, de lo que los periodistas llamamos “agenda setting”. Este concepto, que ya he nombrado alguna vez y que establece la influencia que ejercen los medios de comunicación en los públicos en tanto que seleccionan en lo que tienen que pensar, no siempre pasa desapercibido en nuestra cotidianeidad.

Por ejemplo, un día tal como el 19 de este mismo mes, Diario de Sevilla publicaba informaciones sobre la bajada de las multas de tráfico, un robo en una farmacia de Pino Montano y el número de actuaciones de Emasesa por atascos debido a las lluvias veraniegas de esa semana. Mientras, un indigente, llevaba semanas postrado en plena calle Imagen con la pierna ensangrentada. Aquel mismo día, tras decenas de denuncias y de negativas de los servicios de emergencias de firmar un parte de ingreso involuntario –el herido no se expresaba en español, no parecía estar en plenas facultades mentales y además se negaba a montar en una ambulancia- aquel día, ante la presencia e indignación de varios transeúntes y comerciantes de la zona y de dos periodistas que pasaban por la calle y que no dudaron en informar a la redacción del diario sevillano, el indigente fue trasladado a dependencias hospitalarias.

“No podía sostenerse en pie, por la noche le comían las ratas y se hacía incluso sus necesidades encima”, era el testimonio de dos dependientes de una tienda cercana. Aún así pasaron semanas hasta que emergencias optó por firmar aquel parte de involuntariedad y nada se sabe de porqué “Bob”, como podría llamarse el mendigo, anda de nuevo, igual de sucio y malherido, en el mismo número 6 de la calle Imagen. Lo que sí sabemos es que “la huelga de bolis caídos rebaja casi un 70% las multas de tráfico del 1 al 10 de agosto” o que “La lluvia motiva 35 actuaciones de Emasesa por atascos en red”. En la redacción de Diario, aquello no fue noticia. “Total, uno menos”. Había denuncias, había fotos, testimonios, hasta implicaciones políticas si se quiere. Por menos de esto han sacado –no me equivoco de verbo- noticias en este periódico.

Para asumir realidades –silenciadas, no silentes- de este estilo, tan cercanas y tan hondas, tan de dentro de los corazones de las redacciones y de quien en ellas mandan, hay que, una vez al año al menos, refugiarse en la cadencia monótona de las olas del mar aderezadas, eso sí – los sueldos no permiten más- de un buen chillido esporádico “Manolo, esa niña, que se mete pal agua” que te recuerde que, en pocos días, a Manolo nadie va a ofrecerle información de verdad.

https://www.sevillaactualidad.com/noticias/sevilla/44-sucesos-y-tribunales/7186-atendido-un-indigente-tras-pasar-varios-dias-herido-en-plena-calle-imagen.html

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