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La portada ya es un dechado de estereotipos y conductas aprendidas edulcoradas para insertarse –cual aguja hipodérmica- en las mentes de la lectoras: los “sexcretos” de tu chico, looks “hot” (caliente, para los que el inglés le suene sólo a té) para arrasar –¿sinónimo de ligar?- este verano.

 

 

Belén Zurbano Berenguer. Lectoras ávidas de un instinto más o menos natural por satisfacer a un hipotético compañero sentimental (o simplemente sexual) puede hacer que las mujeres que hayan comprado la revista, lean el artículo de los “sexcretos” y el posterior tratado masculino titulado “manual de hombres”. Y atención, porque no tienen desperdicio. Este número de julio parece pagado por un hombre falto y con ganas de aprovecharla coyuntura.

Los “sexcretos” dan un repaso por el perineo, la sensibilidad de los testículos si se masajean con una toalla caliente o las delicias de unos buenos y chispeantes peta-zetas en la boca. Ah, también enseña que los hombres, además del G, tienen los puntos B, F, E y P. Y el “manual” continua con una especie de ruego: “cómo consigo… que no se duerma”. Los ladillos –especie de titulitos de colores que subdividen el texto como en epígrafes- ya cantan bastante: “dale una buena ducha” (¿qué le dé yo? ¿un homo sapiens que se aparea pero que no es capaz de ducharse solo? ¿qué especie es esa?), “prepárale algo de comer” (¿de veras esto es un “consejo”?), “sincronizad vuestros relojes sexuales”. 

Pero estos son sólo “avisos” inocentes de lo que la revista aconseja. Resumiendo, ante ese terrible desastre natural que supone que tras una sesión de sexo “él” –como si no hubiera “ellas” a las que les apeteciese lo mismo- quiera dormir, Cosmopolitan aconseja que lo metas en la ducha –que el agua templada despeja- y “luego podéis volver a la alcoba dónde le darás un masaje relajante en la parte baja de la espalda ya que éste es la zona que más fuerza el hombre durante la cópula”. Además, “no está demás que lo saques de la cama y le prepares un buen tentempié (…) un sándwich o una ensalada, y alguna pieza de fruta para rehidratarle”. (Atención a esos “le saques”, “le prepares”). Pero Cosmpolitan no desiste en su afán porque consigamos mantener a “nuestro hombre” –se me pega, se me pega el estilo- despierto y continúa: “A veces hay que ser comprensiva. ¿Qué es eso de saltar como una pantera encima de tu novio cuando llega a casa después de trabar 16 horas seguidas?”.

Una locura, por favor, eso me parece. (Me sonrío). Como una locura me parece también, tras leer “la Cosmo”, querer mantener al susodicho hombre despierto. Prefiero ser el hombre en este caso, o que se duerma en paz, que da menos quebraderos de cabeza.

Sigo pensando que este número lo ha financiado un tipo sin escrúpulos.

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