…una huelga, una huelga, hacía falta ya una huelga general. Lalaa, la, lala, la… (tarareo acompañado de silbidos de fondo, colchón musical de cualquier manifestación que se precie) hacía falta ya una huelga, una huelga, hacía falta ya una huelga general.

Belén Zurbano. Es casi una obscenidad, pero me alegro. La decisión de los trabajadores griegos de levantarse en huelga general debería además, servir de ejemplo a los millones de obreros “jodidos” por la especulación brutal y sin obligación de indemnización de los dueños del capital.

Puede parecer obsoleto (¿”trasnochado”, le llaman algunos?) un análisis marxista de la situación económica mundial (y sobre todo europea, por la tradición política), pero si tenemos en cuenta la minusvaloración de determinados trabajos, sobe todo los intelectuales no relacionados con la especulación económica, podemos llegar a inferir cómo se desprecia cada vez más esa fuerza de trabajo que es con lo único con lo que cuenta el obrero para su supervivencia.

Y hoy en día todos somos obreros, hasta los funcionarios, que con aquello de la plaza fija pudieran haberse visto tentados de creer que “poseían” algo, porque con el liberalismo tan atroz que recorre el mundo hasta el Estado del bienestar puede verse en peligro.

Ya se ven las consignas que algunos llevamos meses esperando: «La crisis, que la paguen los ricos» y «el pueblo es más importante que los mercados». ¡Qué barbaridad que hasta ahora nadie lo hubiese pensado! Mamá mamá, si hubiese un incendio y sólo pudieses salvar una cosa, ¿me salvarías a mí o al mercado? Por favor el despertar de las conciencias no debe andar lejos ya: lo ocurrido está hecho con nuestro dinero, con el de todos, sin contar no ya con  nuestro permiso, sino con la más mínima seguridad exigible a quien especula con lo que no lo es propio. Sin nuestras nóminas y ahorros los bancos no son nada, y aún así les permitimos que nos cobren por sacar nuestro, nuestro, nuestro dinero en “cajeros externalizados”. Aducirán costes de mantenimientos de las máquinas y pagos de emplazamiento. Si al lado de esa cuenta de gastos ponen la cuenta de beneficios por la comisión que cobran a cada despistado que se va al cine sin dinero y tiene que sacar justo en ese “externalizado”, las cuentas no salen.

En Grecia no es la primera vez en este año. Y no va a ser la última, la picadura huelguista ha afectado también a sectores profesionales. A algunos les han tocado bastantes las narices y mientras vecinos se desgañitan en parlamentos, semanas santas y ferias de abril disimulando las telarañas de sus monederos llegando cenaditos a los eventos, los obreros griegos se levantan ante lo que, ya no, están dispuestos a aguantar.

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