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Personas relacionadas con el mundo del periodismo están al tanto de la tiranía de lo conocido como “agenda setting” (configuración del orden del día temático por los principales informadores a nivel trasnacional). Y fruto de su arbitrariedad (que no esconde sino algo diametralmente opuesto: intereses comerciales, políticos, económicos al fin y al cabo) es el desconocimiento de los conflictos que asolan gran parte del mundo.

Belén Zurbano Berenguer. Mientras declaraciones insulsas de Zapatero, peleas matrimoniales de Berlusconi o grandes puestas en escena de China que dicen poco a la mayoría de los ciudadanos asolan las páginas de nuestros diarios, otras regiones, como Colombia o Senegal, sólo son merecedoras de unas líneas informativas cuando un conflicto bélico las hace vulnerables, necesitadas de los elementos que conforman el sistema, “vendibles” por dramáticas ante los ojos de la opinión pública. Cuando hay secuestros –“malditos” narcos, de cuyas rentas se nutre más de uno-, heridos –reciente descubrimiento de Haití, ah, sí, existe-, muertos –Pakistán-. Y a veces, ni por esas.

En un intento ingenuo tal vez pero bien intencionado siempre de modificar la unidireccionalidad de los flujos comunicativos Norte- Sur, algunos periodistas –o proyecto de, aunque poco nos queda ya para ejercer si el mercado nos lo permite- de la Facultad de Comunicación de Sevilla preparábamos un viaje a Kolda, Senegal. Con la idea de dar un primer paso hacia el impulso de redes comunicativas ciudadanas y ayudar a la exportabilidad de su propia información –para que deje de estar tamizada por “los grandes”: medios, agencias- el Grupo Periodismo Social y Educativo, de altermundistas y comunicadores, se preparaba para una experiencia dura pero constructiva, o al menos, de honesto fondo y sana intencionalidad. Pero entre preparativos, prisas y carreras sacude la información vetada por los medios, esa realidad que interesa no contar pero que gracias a Internet empieza a encontrar resquicios contra el ninguneo de los poderosos. Desde hace unos días –perdonen la imprecisión, la estructura informativa nos niega el acceso a una información precisa- se ha desatado un conflicto violento en la región de Casamance con motivo del reparto colonial que se hizo en la zona.

Noticias antiguas –no es un conflicto nuevo, sólo está premeditadamente silenciado-, escasa o nula información –que espero que cuando esto se publique haya aparecido por fin, a la par que mi indignación haya decrecido-, ausencia total en las páginas internacionales de nuestros medios.

Las grandes agencias internacionales de información no sólo tamizan y uniformizan lo poco que a los ciudadanos nos llega, sino que además ejercen un control superior al filtrar los temas de los que proveerán a los medios nacionales. Este dominio sobre la información internacional tiene las oscuras consecuencias de la desinformación respecto a algunos asuntos y la hipervalorización de otros países y temáticas. Pero además, este monopolio sobre la información internacional (dependencia cognoscitiva le han llamado los teóricos)  tiene pocas alternativas dado el alto coste que supone el desplazamiento de los periodistas a los lugares epicentro de las informaciones y porque además, ¿a dónde ir? ¿a Washington? ¿a Sudán? ¿cuándo es más importante la matanza de un civil negro y cuándo las declaraciones de Obama? de hecho, ¿quiénes consideran relevante –pero realmente, como para pagar a un enviado especial o establecer una corresponsalía, no como declaración moral de “sí, claro, su vida vale igual que la de un occidental”- la muerte de un senegalés en su conflicto por la independencia?

La tiranía del sistema de mercado en el que las declaraciones institucionales de USA afectan a toda la comunidad internacional y el dominio de la información por parte de las grandes agencias -que son parte del sistema y como tal intentan  perpetuarlo, legitimando y valorizando las informaciones propias de su desenvolvimiento- nos oculta realidades como la del conflicto independentista de la región de Casamance. Y existen tremendas fotos de paramilitares, de gentes huyendo de madrugada mientras dejan atrás sus casas a medio quemar. Hay declaraciones del presidente senegalés Abdoulaye Wade pidiendo ayuda a los gobiernos de Guinea y Gambia. Tendríamos de nuestra ración de pan y circo a la que nos tienen acostumbrados “los media”. Pero no sabemos nada, y la pregunta que me corroe el alma cuando además miro mi mochila a medio hacer, es ¿por qué? ¿por qué ellos no?

http://www.africafundacion.org/spip.php?article5533

http://ca.news.yahoo.com/s/afp/100203/world/senegal_casamance_unrest_gbissau

http://www.elcorresponsal.com/modules.php?name=News&file=article&sid=4610

Con la sonrisa despeinada de ir en contra de los vientos” (Petenera) Marea.

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