En una coyuntura que plantea que casi cuatro de cada diez andaluces vive en riesgo de pobreza la Universidad de Sevilla aprueba un Plan Propio de Investigación que frustra las expectativas de continuidad de los jóvenes investigadores.

Bajo las sempiternas razones-excusa de la austeridad, la reducción del presupuesto, la crisis al fin al cabo, la Universidad de Sevilla aprueba un V Plan Propio de Investigación desprovisto de mecanismos que garanticen la continuidad y promoción (que no continuismo ni ausencia de concurso público) de los jóvenes investigadores. Jóvenes investigadores cuyas carreras han sido diseñadas, orientadas y organizadas según los más estrictos criterios de calidad que existen actualmente (tema aparte de la crítica que pueda hacerse a los índices actuales): doctorados europeos, estancias internacionales, revisiones de las publicaciones por pares ciegos, nada de publicar en cualquier editorial de conocidos o compañeros, imposible en revistas de tu propia universidad, etc. Jóvenes investigadores cuyas trayectorias (mensualidades, estancias, congresos, conferencias) ha financiado el conjunto de la sociedad.

Sin entrar en los detalles el discurso es que “no hay sitio para todos”. Revestido de una dosis indolente de concupiscencia: nadie quiere prescindir de nadie, no se puede hacer más, es el dinero que hay, es el peor momento de la Universidad, no depende de nosotros… Como dice una buena politóloga que conozco: “el ayuntamiento mira a la comunidad, la comunidad a Madrid y Madrid a Alemania”. Y al final, todos mienten.

Porque a nadie se le escapa que es cierto que hay menos dinero para hacer las mismas cosas, por lo que, consiguientemente, debe operarse un cambio: o hacer menos cosas o hacerlas más baratas. Pues bien, la Universidad de Sevilla parece que ha tirado por la calle de en medio: echar a los que ya han formado (con el consiguiente despilfarro de dinero y conocimientos), protegiendo a los que siempre estuvieron (sin criterios de calidad y hasta sin dar palo al agua) pero, eso sí, manteniendo y aumentando el número de becas (minipunto electoralista al canto).

¿Alguien es capaz de explicarme cómo puede echarse a gente a la calle para que entre otra gente a la que van a volver a echar a la calle? Ah, sí, que ahora los becarios dan clase desde el primer año. ¿Qué clase de falacia es ésta? ¿Una suerte de pan para hoy y hambre para mañana o una forma de ganar adeptos “La US se compromete a mantener las becas predoctorales”? ¿Para qué, para luego darles las gracias y echarlos a la calle?

El V Plan Propio de Investigación de la Universidad de Sevilla es un acto flagrante de irresponsabilidad generacional donde los que tienen, por mínimo que sea, margen de maniobra para el diseño del mismo no han hecho sino preservar los puestos de quienes siempre han estado ahí ofreciendo amistosamente la calle a los que acaban de llegar, y, encima, asegurándose nuevos becarios que resten horas de docencias a aquellos que pueden ser directores de beca: los de siempre. 

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