sara iglesias 10dic15

Todos queremos ser felices, pero ¿cuánto pagarían las personas por un momento de felicidad? Un equipo de investigadores norteamericanos, elaboró una clasificación con las cantidades que las personas estarían dispuestas a gastarse en los sentimientos y en las sensaciones humanas más deseadas: y ser feliz cuesta 80 dólares (poco más de 73€).

“Todo tiene belleza, pero no todo el mundo puede verla”

-Confucio-

Pero es posible ser feliz sin necesidad de desembolsar unos euros y sin cambiar drásticamente nuestro modo de vida. La clave de la felicidad realmente se reduce a una sola palabra.

Todos tenemos pesares y preocupaciones que tienden a amargarnos la vida. Pero todas estas cosas malas nos hacen infelices únicamente cuando pensamos en ellas. Precisamente ahí está la clave: en la atención. Como dijo Buda, “somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos hacemos el mundo”. Si somos capaces de ignorar lo que nos entristece podemos ser felices.

Lo cierto es que, en líneas generales, la gente que se siente muy feliz no experimenta acontecimientos diferentes a los de las personas infelices. Así que todo depende de cómo nos enfrentemos, asumamos o disfrutemos de las cosas que nos rodean exprimiendo las buenas.

En una investigación realizada por una pareja de psicólogos, encuestaron a más de 200 estudiantes para comparar sus niveles de felicidad en base a las cosas que hacían. Descubrieron que aquellos que se declararon “extremadamente felices”, alrededor del 10% del total, no habían experimentado un mayor número de eventos extraordinarios en sus vidas que los que se declararon infelices.

Lo cual, nos lleva a pensar que, en realidad, la clave no está en lo que nos sucede, sino en aquello a lo que le prestamos atención y la perspectiva desde la que nos tomamos las cosas. ‘Mira el lado bueno’ parece un cliché, pero también es una explicación científicamente válida.

Varias investigaciones han demostrado que la felicidad está determinada por cómo y a qué cosas asignamos nuestra atención: si somos pesimistas, así veremos el mundo. Si no eres tan feliz como podrías serlo, entonces debes estar prestando atención a cosas o situaciones erróneas… Cambiar nuestra actitud y encontrar la felicidad dependerá de que seamos capaces de retirar la atención de lo negativo y nos centremos en lo positivo.

Todo tiene sentido, ¿verdad? Pero, ¿cómo podemos ponerlo en práctica? Existen varios trucos para cambiar nuestro foco de atención y entrenarlo para que vaya dirigido a encontrar la felicidad.

Uno de los más simples se basa en saborear los buenos momentos, tal cual.

Tan sencillo como que la próxima vez que te suceda algo bueno, tienes que dejar de hacer lo que estés haciendo y apreciar ese momento y retenerlo en la memoria. En lugar de centrarnos en lo malo y sentirnos mal, podemos enfocar nuestros pensamientos hacia aquellas cosas buenas que nos han ocurrido y nos hacen sentir bien. El componente clave para saborear la felicidad es centrar la atención: Al dedicar tiempo y esfuerzo a apreciar lo positivo, las personas somos capaces de experimentar más bienestar.

En nuestro día a día hay cientos de cosas bonitas que nos rodean y que pasan desapercibidas por nosotros. Algunos psicólogos afirman que, aquellas personas que dedican regularmente algún tiempo a disfrutar de algo hermoso son un 12% más propensos a decir que se sienten satisfechos con sus vidas. Se ha demostrado que ralentizar el tiempo para apreciar las cosas buenas aumenta la felicidad y reduce la depresión.

La mayoría de las veces, el problema no reside en que no seamos capaces de concentrarnos, sino en que, posiblemente, estemos prestando atención a las cosas equivocadas.

Un ejemplo: los abogados tienen más probabilidades de sufrir depresión y suelen divorciarse en porcentajes más elevados que otros profesionales, debido a que sus mentes están entrenadas para buscar errores y problemas y les cuesta más encontrar lo positivo.

También ocurre que solemos dedicar algo de nuestro tiempo a preocuparnos por el futuro, lamentándonos del pasado o reviviendo una discusión que terminó hace mucho tiempo. Sí, a muchos nos gusta el drama. El problema, es que ninguna de esas cosas negativas están realmente ocurriendo ahora mismo y si somos capaces de centrarnos en lo que sí estamos viviendo, podemos ser más felices. Ideas o fantasías que nos amargan la vida antes de haber siquiera ocurrido: Eso en lo que piensas, ¿está ocurriendo aquí y ahora mismo delante de ti?, ¿o estás proyectando ideas del futuro o el pasado? Lo ideal es prestar atención al presente y, probablemente, te sentirás mucho mejor.

Para finalizar, también nos puede ayudar en este ejercicio de cambio, enumerar a diario tres cosas por las cuales nos sintamos afortunados o agradecidos, veremos como poco a poco nuestra actitud pasa a un estadio de positividad mucho más valioso.

Nacida en Aracena, Huelva, siempre ha estado muy vinculada a la ciudad de Sevilla y su idiosincrasia particular. Se instala en ella hace nueve años para formarse como educadora en lenguas extranjeras....