sara iglesias 26nov15

¿Cuántas veces hemos dicho un ‘sí’ cuando en realidad queríamos decir un ‘no’? Por norma, sentimos un cierto rechazo a decir que no, porque tenemos miedo a las consecuencias negativas que puede acarrear haber dicho que no. O también porque pensamos que podemos ser desagradables haciéndolo.

 La felicidad generalmente no se logra con grandes golpes de suerte,

sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. 

-Benjamin Franklin-

Pero el ‘no’ es muy necesario y debemos aprender a decirlo sin miedos. Se puede decir ‘no’ sin odios, ni enfados, ni con malos modos. Por supuesto, está permitido decir ‘no’ e, incluso, es recomendable para nuestro bienestar mental.

Cuando somos incapaces de decir ‘no’, suele estar relacionado con una falta de decisión sobre nuestra objetividad o prioridades en nuestra vida. No tenemos muy claro cual es nuestro blanco, al cual, dirigir nuestro enfoque.

Por ejemplo, cuando nos marcamos un objetivo, podemos definir qué es lo que vamos a aceptar y qué es lo que vamos a descartar. Por lo tanto, el ‘sí’ y el ‘no’ nos ayudan a no alejarnos de nosotros mismos. De saber cuales son nuestros intereses, prioridades e, incluso, ideales.

La reacción que pueda causar en otras personas nuestro ‘no’, no debe influenciarnos, para decidir si lo decimos o no. Si en algún momento determinado, sientes dudas acerca de la respuesta que quieres dar, tómate cinco minutos o todos los que necesites antes de responder; date un tiempo para reflexionar, para evaluar y decidir. Así después evitarás arrepentimientos innecesarios. Pero siempre ten presente que nadie tiene el control sobre tus decisiones.

Las reacciones de la parte receptora del ‘no’, pueden ser positivas o negativas. En el caso de la primera, todo es genial. Son personas equilibradas consigo mismas y con el medio.

En el segundo caso, podemos encontrar diferentes personalidades: así nos topamos con el ofendido. Es el más habitual y el que, con una palabra o conducta tuya se ofende y de esa manera manipula; también tenemos al psicópata. Hace ver que tu respuesta no le ha molestado, pero a la mínima que se gire y te pierda de vista, solo hará maldecirte. Y, por último, también disfrutamos del reaccionario, al que le gusta discutir y va a buscar la disputa entre vosotros.

Evidentemente, estos últimos ejemplos de personas, son los que debemos de evitar en nuestro entorno. Y en el caso de que existan, ser conscientes de su manera de ser y no hacer caso a sus reacciones para que no mermen nuestra energía o tomen partido en nuestras decisiones. Estos, son algunos de los prototipos de las llamadas “personas tóxicas”.

Volviendo a nuestra idea inicial, hago uso de una frase que dijo el líder de la desobediencia civil sin violencia, Mahatma Gandhi, y que resume perfectamente el tema de hoy: «Un ‘no’ pronunciado desde la mas profunda convicción es mejor que un ‘sí’ pronunciado meramente para complacer, o peor, para evitar problemas».

A modo de síntesis podemos decir que, para conseguir un mayor bienestar con nosotros mismos, necesitamos decir más ‘no’ ante determinados hechos o ante ciertos tipos de personas. Decir un ‘no’ a algo, supone decirnos un ‘sí’ a nosotros mismos.

Nacida en Aracena, Huelva, siempre ha estado muy vinculada a la ciudad de Sevilla y su idiosincrasia particular. Se instala en ella hace nueve años para formarse como educadora en lenguas extranjeras....