opinion sara 29 oct 15

¿No os ha pasado alguna vez, que vais andando por la calle o en el transporte público y, sin ser conscientes del todo, os fijáis en una persona concreta? Suele ocurrir la mayoría de las veces, que esas personas que captan nuestra atención, parecen estar tristes o apagadas y sin energía.

 “La vida no es un problema a ser resuelto, sino una realidad a experimentar” (Soren Kierkegaard)

Estoy casi segura de que todos nos hemos visto reflejados en esa persona, en algún momento concreto de nuestra vida. Con el transcurso del día a día hemos vuelto a recobrar esa energía que nos caracteriza a cada uno de nosotros, pero hay periodos o fechas concretas en las que nos cuesta más llegar a recuperarla.

Para ello existen una serie de premisas que a nadie dejan indiferente y que son de gran utilidad, tanto para estudiantes, como para trabajadores, desempleados o jubilados; si estás en un momento dulce de la vida o como si no lo estás.

Espero que ellas os sirvan de soporte, para que recuperéis todo ese potencial innato en cada uno de nosotros y vuestra “bombilla” vuelva a encenderse y a brillar.

Comencemos:

1. ENFÓCATE EN TUS CUALIDADES POSITIVAS: Céntrate en tus logros y en los puntos positivos de tu vida, verás que son mucho más importantes que las cosas que no sabemos hacer. Seguro que desde que naciste hasta ahora, tienes una lista interminable de logros que has ido alcanzando poco a poco a lo largo de tu historia. Te invito a que reflexiones, incluso a que los escribas para que así seas más conscientes de ellos, y te darás cuenta de todo lo que has aprendido y has conseguido en el transcurso de tu vida.

2. NO TE COMPARES CON NADIE: Las comparaciones solo nos llevan a la frustración. Al igual que cualquier otro ser humano del planeta, tú eres único. Tú posees tus fortalezas y debilidades, así como, tus talentos y tus destrezas personales. Todo ello te hace distinto de los demás, por lo tanto no tienes la necesidad de compararte con ningún otro. En este punto, también sería oportuno que realizaras una pequeña reflexión acerca de tus virtudes o características que te hacen especial.

3. FÍJATE EN LO QUE ERES Y NO EN LO QUE TIENES: No pienses que el valor de tu persona se mide por los títulos académicos que poseas o por el dinero que acumules en tu cuenta… Estos hechos solo influyen en tu nivel de vida, pero no en la importancia o el valor que tienes como persona.

4. REFLEXIONA SOBRE TODO LO QUE SE TE DA BIEN: Normalmente con las prisas, no nos paramos a reflexionar sobre qué cosas hemos hecho bien a lo largo del día. Estamos acostumbrados a fijarnos solo en lo que no nos sale bien o en lo que nos equivocamos, y al final de la jornada, nos encontramos con algunas sensaciones negativas. Si dejamos todo esto a un lado y miramos lo que hacemos bien, podemos cambiar nuestra perspectiva sobre lo que somos capaces de hacer.

5. NO ESPERES A QUE TE VALOREN DESDE FUERA. EMPIEZA POR TI MISMO: Cuántas veces hemos caído en el error de esperar a que valoren nuestro trabajo sin antes hacerlo nosotros. Estar orgullosos de nosotros mismos, de nuestros logros del día a día, no tiene porque ser altivo o egocéntrico. Empieza a valorarte tú, date voz y voto, y verás como los demás empezarán a hacer lo mismo.

Si somos capaces de recuperar la confianza en nosotros mismos, conseguiremos aumentar nuestra autoestima, así como también, nuestra actitud será más positiva, ayudándonos todo ello a conseguir aquellos objetivos que nos propongamos.

Nacida en Aracena, Huelva, siempre ha estado muy vinculada a la ciudad de Sevilla y su idiosincrasia particular. Se instala en ella hace nueve años para formarse como educadora en lenguas extranjeras....