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«Kitt, te necesito». Mítica frase que conoce cualquiera que haya visto la televisión en los ochenta e incluso en los primeros años de los noventa. Es una de las muchas míticas frases que Michael Knigth (David Hasselhoff) le daba a su coche a través de un reloj en la serie de ciencia ficción ‘El coche fantástico’.

Y, como en otras tantas ocasiones, esta ficción se hace realidad. No podemos llamar a nuestro coche a través de nuestro reloj (por el momento), pero sí preguntarle si va a llover hoy, cuánto ha quedado el Betis, pedirle que nos avise en diez minutos para apagar el horno u ordenarle que envíe un correo electrónico. Los dispositivos wearables -o ‘que se llevan’ en la lengua de Cervantes- han llegado para quedarse.

Son muchos los dispositivos wearables: gafas, relojes, pulseras, ropa, zapatos… Pero me voy a centrar en aquellos que parece ser que van a pegar fuerte estas navidades y el próximo año: las pulseras de actividad y, sobre todo, los smartwatches. Llegaron al mercado hace ya un tiempo, pero es ahora cuando se están poniendo de moda. Marcas como LG, Samsung, Sony o Asus han apostado ya fuerte en este mercado. Apple lanzará pronto su reloj inteligente. Y el gigante Google lanzó este año Android Wear, una versión para dispositivos ‘que se llevan’ de su famoso sistema operativo.

En resumen, que todas las grandes empresas del sector están poniendo toda la carne en el asador con estos dispositivos. Seguro que estas navidades los relojes inteligentes serán uno de los regalos más demandados en las cartas de sus majestades los Reyes Magos. Y en el 2015 seguro que será normal ir por la calle y ver a gente hablarle a su reloj. Yo ya lo hago.

Pero, ¿qué nos aporta hoy en día un smartwatch o una pulsera de actividad? Como ‘early adopter’ que soy, poseo ambos dispositivos y podría resumiros un poco que utilidad tienen desde mi propia y humilde opinión.

Una pulsera de actividad va dirigida, sobre todo, a deportistas. Son pulseras que te cuentan los pasos, los kilómetros recorridos, las calorías quemadas, los minutos de alta actividad y, según qué modelo, el ritmo cardiaco. También suelen traer un software, con una base de datos de alimentos y sus características, para que puedas introducir manualmente tus comidas. Con todo esto consigues ver tu balance energético y saber si estás consumiendo más calorías de las que necesitas o justo lo contrario. Por motivos laborales, ando una media de 15 kilómetros al día, por lo que este dispositivo es una buena ayuda para controlar mi gasto energético.

Pero hablemos del producto estrella, el smartwatch. ¿Para qué nos sirve realmente un reloj inteligente? Desde hace tres semanas llevo usando uno de los primeros smartwatches que salieron con Android Wear. ¿Qué puedo decir de él? Pues sinceramente, y aunque a mí me encanta y ya no salgo de casa sin él, me da la sensación de que es un producto que está aún por explotar. Actualmente su principal función es que no saques cada dos por tres tú móvil del bolsillo. Todas las notificaciones te llegan al reloj. Correo, WhatsApps, actualizaciones, notificaciones de facebook, etc. Todo. Todo aquello que llega a la barra de notificaciones de tu teléfono Android. Y con algunas de estas notificaciones puedes interaccionar.

Por ejemplo, uno de los aspectos más interesantes es poder responder mensajes de WhatsApp por voz. Esto es, hablándole a tu reloj. Como ya comenté en el primer párrafo del artículo, podemos darle una serie de órdenes al reloj, entre las que destacan pedirle que nos recuerde algo a una determinada hora, que envíe un correo o un sms, que apunte una nota, que nos muestre los pasos que llevamos dados, pedirle que nos diga cómo llegar a un lugar determinado, que reproduzca música, preguntarle sobre información meteorológica, etc.

Además de todo esto, sus funciones son limitadas, aunque estoy seguro de que, de aquí a un año, éstas se multiplicarán por veinte. Son muchos los desarrolladores que se encuentran trabajando en aplicaciones para Android Wear. De todo lo que nos aporta, personalmente pienso que lo mejor es el tema de las notificaciones y de contestar a los mensajes por voz sin sacar el teléfono del bolsillo.

Se trata por tanto de un dispositivo interesante, sin duda. ¿Pero es tan interesante como para pagar 200 euros o más por él? Realmente pienso que no. A no ser que seas un fanático de la tecnología como yo, claro. Llegará el momento en el que sí le merezca la pena a buena parte los mortales, pero actualmente no creo que lo que nos aporta esté acorde con el precio. Seguro que para el 2015 habrá muchas novedades en este campo. Más funciones que convertirán a estos dispositivos en un bien deseado.