desayuno

Si hablamos de ayuno como una estrategia para cuidar la salud encontraremos tantos aliados como detractores.

El ayuno está muy relacionado con la filosofía y las creencias personales y religiosas, también como una forma de depurar el organismo, aunque muchas personas lo llevan a cabo con el único fin de perder peso.

Existen dos tipos de ayuno. El ayuno total en el que elimina cualquier tipo de alimentos y no debería superar los siete días; y el ayuno parcial, en el que existen variantes. Por un lado, se pueden suprimir algunas comidas y realizar, por ejemplo, dos comidas diarias, o bien, el ayuno parcial en el que se suprime algún tipo de alimentos, como por ejemplo carnes o lácteos.

Existe además otro tipo como es la semidieta o semiayuno que suele practicarse dos veces al año, en otoño y primavera, y suele estar compuesta por infusiones y puré. No se debe llevar a cabo más de dos días y se debe restringir la actividad.

Los aliados afirman que el ayuno usado como forma de restricción calórica y sobre todo, usado de forma intermitente con no más de un día de ayuno, ha probado tener iguales efectos que la restricción calórica diaria pero con un beneficio extra en el mantenimiento de la masa magra.

Un estudio realizado con obesos ha demostrado que el ayuno intermitente favorece la salud cardiovascular y, además, una investigación publicada en 2003 concluyó que este recurso ayuda a reducir la grasa y el peso corporal, así como la presión arterial y la circunferencia de la cintura,  eleva además el colesterol bueno o HDL. También se ha demostrado que podría prevenir el envejecimiento prematuro del cerebro.

Los detractores, en cambio, afirman que ayunar supone un sobreesfuerzo para el organismo al colocarlo en una situación desfavorable en la cual no consigue energía y debe accionar otras vías para sostener las funciones vitales. Además se puede generar una ansiedad, y, una vez que comencemos a comer, ingerir más alimentos de lo necesario.

Un ayuno que dure más de 24 horas podría llevarnos a la formación de cuerpos cetónicos con sus correspondientes efectos secundarios tales como el mal aliento, mareos, pérdida de rendimiento y baja concentración. En teoría todo esto podría evitarse si el ayuno sólo fuera de 12 horas, como afirman algunas investigaciones.

Por tanto, podríamos decir que los verdaderos problemas los encontraremos a la hora de realizar un ayuno prolongado, pero si se trata de un ayuno intermitente no tiene por qué dañar nuestra salud.

Debemos tener en cuenta que todo es cuestión de opiniones, ya que existe la creencia de que la práctica de un ayuno o semidieta a corto o largo plazo no va a reportar ningún beneficio para la salud. Como siempre afirmo, lo realmente importante es llevar a cabo una dieta sana, completa y equilibrada y un estilo de vida saludable y activo.

De padre sevillano y madre granaína, sevillana a fin de cuentas y trianera por adopción. Es técnico superior de Dietética y Nutrición. Como le gusta predicar con el ejemplo, mantiene una alimentación...