El fenómeno de masas de ‘El juego del calamar’ ha provocado ahora un comunicado de Consumo donde recalcan «la necesaria supervisión de los contenidos que consumen los niños» y piden su protección.

La Dirección General de Consumo subraya que debe promoverse un consumo responsable, «protegiendo a la población más vulnerable ante contenidos sólo recomendados para personas adultas», y recuerda que existen vías como el control parental, la mediación y el diálogo.

A nadie se le escapa que la serie surcoreana ‘El juego del calamar’ se ha convertido en un fenómeno de masas, alcanzando una extraordinaria popularidad tanto en España como a nivel mundial, que ha conseguido atraer a un amplísimo espectro de público, abarcando prácticamente todos los segmentos de edad, desde las personas adultas hasta personas adolescentes y también niños y niñas.

Precisamente, en torno a este último grupo, las personas menores de edad, y de manera especial la población infantil, se ha generado un gran debate social y controversia, debido no solamente a que los niños y las niñas hayan podido acceder y visionar la serie, sino también a que ello incluso ha trascendido en comportamientos –juegos violentos de la trama reproducidos en los patios de los centros educativos– y compras de artículos relacionados. Como ejemplo de esto último, tal ha sido la repercusión que los disfraces (trajes y máscaras) que utilizan personajes de la serie de ficción están siendo los más demandados para estas fiestas de Halloween.

Consumo Responde recuerda que la propia plataforma de pago que emite ‘El juego del calamar’ avisa de que el título referido no está recomendado para personas menores de 16 años, atendiendo a aspectos como la violencia, el lenguaje, el sexo, la desnudez, el miedo o la angustia o el suicidio.

A pesar de las advertencias, y debido a la gran popularidad y facilidad de acceso desde la plataforma (si no se aplican las medidas necesarias) a todos los contenidos, la serie ha sido vista por una ingente cantidad de personas menores de esa edad recomendada, incluida la población infantil.

Además, se trata de una obra que logra de por sí llamar la atención de los niños y las niñas debido a su particular estética, con un cromatismo especialmente llamativo, y empleando para la trama populares juegos infantiles (como el escondite inglés o el propio juego del calamar) en los que participan los personajes. Sin embargo, la historia tiene un trasfondo de violencia, generando situaciones de engaño, traiciones y asesinatos de los participantes eliminados de esos juegos.

Ante el debate generado, desde la Dirección General de Consumo se quiere hacer hincapié en la necesidad de educar y ejercer desde temprana edad el consumo responsable, en aras de proteger a la población más vulnerable de ciertos contenidos, así como ejercer una adecuada supervisión y educación, la mediación familiar, y, si es necesario, hacer uso de herramientas como el control parental para limitar el acceso a títulos inapropiados.

Debe tenerse en cuenta que, como ocurre con el sistema de clasificación PEGI, que nos permite identificar la edad recomendada y el contenido sensible incluido en videojuegos y aplicaciones móviles, cada país cuenta con su propia calificación por edades para los productos audiovisuales. En España, la normativa vigente otorga a las películas cinematográficas y otras obras audiovisuales una calificación por grupos de edad comenzando por el aviso ‘Apta para todos los públicos’, y ascendiendo en edades con las advertencias ‘No recomendada para menores de 7, 12, 16 y 18 años’. Asimismo, se cuentan con otros distintivos como ‘Especialmente recomendada para la infancia’ y ‘Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género’. Esto no será aplicable a las películas para la televisión, las series de televisión y otras obras audiovisuales creadas para su divulgación en medios en los que su regulación contemple sistemas de autorregulación, códigos de conducta u otros mecanismos de control de los contenidos divulgados por tales medios.