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La Carta Magna cumple 36 años en mitad de un debate público sobre su modificación. Pero, ¿conocemos realmente qué dice la Constitución? ¿Para qué sirve? ¿Cuántas constituciones se han aprobado en España?

Este 6 de diciembre se conmemora el Día de la Constitución Española, donde decenas de actos políticos e institucionales rinden homenaje a la Ley fundamental que rige el funcionamiento del Estado español. Sin embargo, cuando se celebran los 36 años de su nacimiento en 1978, cada vez son mayores las voces que apuestan por una modificación profunda de sus tesis.

Sin embargo, para muchos españoles la Constitución es aún una desconocida. ¿Qué artículos incluye¿ ¿Es la primera de la Historia? ¿Por qué es tan importante? Vamos a intentar resolver alguna de las principales cuestiones sobre la Carta Magna.

La Constitución fue aprobada en referéndum por el pueblo español el 6 de diciembre de 1978, con un 88,54 % de “sí”. Es una ley fundamental que responde a una doble función: el establecimiento, por un lado, de una organización de los poderes del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial) que garantiza su separación y su mutuo control y contrapeso; y la proclamación, y la consiguiente garantía, de toda una serie de derechos y libertades de los particulares.

La importancia de la Constitución de 1978 radica en que es la primera que no fue impuesta por la otra parte. Se trata de un texto de amplio consenso que nació de un gran acuerdo entre todos los que participaron en su elaboración, mediante un método sencillo: el consistente en no introducir en la Constitución ninguna norma, regla o principio que resultase absolutamente inaceptable para alguna de las fuerzas políticas.

La Constitución Española de 1978 se compone de 169 artículos, y consta de un preámbulo, 11 títulos (preliminar y del I al X), 4 disposiciones adicionales, 9 disposiciones transitorias, 1 disposición derogatoria y 1 disposición final. Se inspira en gran parte en la Constitución alemana: la Ley Fundamental de Bonn de 1949, un modelo territorial caracterizado por una fuerte descentralización aunque en España aún no se ha avanzado hacia el Estado federal.

En el artículo 1 se recogen una serie de principios y valores que definen nuestro ordenamiento jurídico: España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado y la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.

La del 78, la octava Constitución española

La Constitución actual es la primera que introduce esta figura de consenso que hace que sea la segunda más duradera –tras la de 1876- pero no es la primera Constitución en España. A lo largo de la Historia, se han promulgado en nuestro país ocho constituciones. La primera, en 1812, conocida como La Pepa, cuya vigencia estuvo presente desde 1812 hasta 1814; desde 1820 hasta 1823 y desde 1836 hasta 1837.

Después se aprobó el Estatuto Real de 1934; la Constitución de 1837 (vigente hasta 1845); la Constitución de 1845 (vigente hasta 1868); la Constitución de 1869 (vigente hasta 1873); la Constitución de 1876 (vigente hasta 1923); la Constitución de 1931 (vigente hasta 1939) y la Constitución actual de 1978.

Modificaciones de la Constitución

Pese a que nunca se ha realizado una reforma en profundidad, en sus 36 años de vida, la Constitución ha sido ligeramente modificada en dos ocasiones. La primera, en 1992, para permitir el sufragio pasivo de los extranjeros en las elecciones municipales, adaptándonos a la normativa de la Unión Europea en esta materia. Hubo que añadir dos palabras, «y pasivo», a la redacción del artículo 13.2.

La segunda y más polémica, en 2011, cuando Zapatero y Rajoy pactaron introducir el techo máximo de déficit estructural para el Estado y las Comunidades Autónomas, lo que provocó críticas sociales y del resto de partidos políticos que señalaron la ruptura del ‘pacto constituyente’ con el que nació la Carta Magna.

Con el objetivo de adaptarse a las nuevas exigencias de estabilidad presupuestarias de Bruselas y reelaboraron el artículo 135 añadiendo que “el Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión Europea para sus Estados Miembros”.

Los retos

Actualmente, la Constitución está en entredicho. La mayoría de la sociedad no se siente deudor de una Ley que votaron generaciones anteriores. De hecho, 28 millones de los actuales españoles, por cuestiones de edad, no pudieron votar el texto. Las nuevas situaciones surgidas tras la crisis de 2011 y la inmovilidad de los grupos políticos para introducir reformas han acabado por debilitar el sentimiento de legitimidad de la Constitución.

El modelo federal, la financión autonómica, la inviolabilidad del Rey, el techo de déficit estructural son, entre otras, algunas de las cuestiones que, desde sectores sociales, económicos y políticos, han solicitado cambios y reformas en el texto, un extremo al que el actual Gobierno siempre se ha negado. Reformar la Constitución es algo más que cambiar un texto, supone reabrir ‘sagrado’ pacto de la Transición y transformar algunos de los pilares del modelo de estado que conservamos.