Vehículos militares del ejército español en Afganistan / M. Defensa
Vehículos militares del ejército español en Afganistan / M. Defensa

La entrada, hace escasas horas, de los talibanes en Kabul, la capital de Afganistán, culminando así su reconquista, ha dejado en grave peligro a los traductores y colaboradores del personal internacional. Bandas de ladrones recorren las calles en todoterrenos saqueando y sembrando el caos, mientras la posibilidad de represalias brutales por parte de los talibanes planea sobre quienes quedan en la ciudad. Antonio Pampliega, periodista español con un amplio recorrido internacional a sus espaldas, contaba hoy en sus redes sociales la situación límite que le confesaba Mustafá, su fixer o colaborador en Kabul, que espera un rescate in extremis junto a su mujer y sus dos hijos: «Aún tengo dos semanas de margen, como máximo, antes de que los talibanes comiencen a buscarme para asesinarme por haber trabajado con las tropas españolas…».

La embajada española espera a que «las circunstancias lo permitan» para acabar de evacuar al resto de los españoles, el personal de la embajada y los afganos cuyas vidas puedan correr peligro por haber colaborado con los militares españoles, pero la espera se hace cada vez más larga mientras el propio ejército afgano huye, los talibanes toman el palacio presidencial y la violencia invade las calles. «No podemos ir al aeropuerto. En las calles hay ladrones y bandas organizadas que se dedican a asaltar a los que se atreven a salir a la calle», señalaba Mustafá. En 2017 su ayuda fue esencial para que Pampliega pudiese viajar a lo largo de Afganistán para escribir su libro ‘Las trincheras de la esperanza’.

«Solo necesitamos un avión para salir de aquí. Que llegue hoy o mañana… Pero desde la embajada nadie a vuelto a contactar conmigo. No tenemos información. No sabemos qué plan tienen para nosotros. Pero seguimos teniendo esperanzas». El ejercito español salió de Afganistán en junio de este año, dando por cerrada la que ha sido la misión más larga del ejército español, mientras que la embajada no ha evacuado aún a las personas de riesgo, con los talibanes ya en el control de todo el país. Mustafá y otros tantos siguen esperando a estas horas que alguien los escolte, en medio de la violencia que reina ya en las calles, hasta llegar al aeropuerto y un avión que los saque del país con efecto inmediato, pero todo parece seguir alargándose y la desesperación atenaza cada vez más en esta cuenta atrás: «Si no logramos que nos evacúen en los próximos dos días trataremos de huir hacia la frontera con Pakistán». La última llamada del Ministerio de Exteriores recibida por Mustafá, minutos antes de las 20:00 horas de este domingo, hacía esperar sin embargo una pronta evacuación, mientras la situación es más incierta que nunca. Por delante, un largo camino y muchas vidas amenazadas.