Imagen del centro de Sevilla durante el primer estado de Alarma /Alberto Pérez Mellado
Imagen del centro de Sevilla durante el primer estado de alarma /Alberto Pérez Mellado

Se cumple un año desde que el Gobierno aprobara el 14 de marzo de 2020 el Estado de Alarma para frenar la pandemia frente al avance del coronavirus.

Este 14 de marzo hace un año de la declaración de Estado de Alarma por parte del Gobierno de España. Todo empezó en la ciudad china de Wuhan con una serie de casos de neumonía, cuyas causas eran desconocidas. Los casos fueron reportados a la OMS (Organización Mundial de la Salud) el 31 de diciembre de 2019. El resto del mundo veía con expectación lo que sucedía. Las mascarillas y las medidas que limitaban la movilidad comenzaban a ser una realidad y dibujaban un paisaje casi distópico.

Las noticias que comenzaban a correr desde Asia no pasaban de ser algo circunstancial. Iba a suponer un problema para los sistemas de salud y las sociedades en su conjunto.

Llega el coronavirus a España

Sin embargo, los casos comenzaban a detectarse en diferentes países y zonas del planeta. En España, el primero se diagnosticó el 31 de enero de 2020 a un turista alemán que se encontraba en La Gomera. Solo un día antes, y tras numerosas advertencias, la OMS había declarado la emergencia internacional por la extensión del virus desde China. Allí ya se habían alcanzado más de 7.000 casos y 170 muertes totales.

Hasta ese momento, en España no se había notificado ningún fallecimiento a causa del virus. La primera muerte se daría el 14 de febrero. Fernando, la víctima, tenía 69 años y residía en la localidad valenciana de l’Eliana. Era padre de tres hijos y había realizado un viaje a Nepal antes de enfermar.

En Andalucía, el primer caso de contagio fue diagnosticado el 26 de febrero en Sevilla. La persona afectada era un ciudadano onubense residente en la capital andaluza, que fue ingresado en el Hospital Virgen del Rocío. El primer fallecido se registró el 13 de marzo, en este caso un hombre de 70 años que había pasado dos meses ingresado en un centro sanitario de Málaga por otra patología.

A pesar de que el Mobile World Congress de Barcelona fue cancelado el 12 de febrero por el temor al coronavirus, otros eventos siguieron adelante. El caso de los partidos de Champions League como el del Atalanta-Valencia celebrado en Milán. Las movilizaciones del 8-M o el mitin de Vox en Vistalegre con políticos contagiados también favorecieron la rápida extensión del patógeno por todo el país.

El coronavirus como pandemia mundial

El 11 de marzo la OMS declaraba a la COVID-19 como pandemia mundial. El 13, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, anunciaba que se decretaría el Estado de Alarma. Un día después, el 14 de marzo, entró en vigor.

«Ponemos en el centro de nuestras prioridades la salud de las personas» señaló el presidente al término del Consejo de Ministros. También explicó en aquella comparecencia que se garantizaría el suministro alimentario y se promoverían medidas de distanciamiento social. El cumplimiento de las medidas decretadas sería asegurado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, así como por la Policía autonómica y local. Estas quedaban bajo las órdenes directas del ministro del Interior, y se podrá requerir también la actuación de las Fuerzas Armadas.

Avenida Constitucion

Mediante este mecanismo constitucional, se imponían limitaciones a la movilidad y se permitía únicamente la actividad económica esencial, manteniendo abiertos los locales que ofrecieran productos de primera necesidad. En el caso de Sevilla derivó además en la suspensión de sus procesiones de Semana Santa y de la Feria de Abril. También en este 2021 se ha cancelado estas celebraciones.

La única vez que se había aplicado el Estado de Alarma fue debido al conflicto con los controladores aéreos en 2010, precisamente durante un gobierno socialista, en este caso el de José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, este segundo Estado de Alarma suponía un punto de inflexión en la democracia española, pues era la primera vez que se aplicaba para recluir a la población en sus casas. A pesar de que la medida tenía prevista una vigencia de 15 días, se mantuvo finalmente hasta la madrugada del 21 de junio.

Calles vacías

La población pasó cerca de tres meses en sus casas. Salir a la calle era visto como algo anecdótico. La vida cotidiana tuvo que readaptarse a la quietud, al confinamiento para evitar la propagación de un virus.

Las imágenes de este periodo estuvieron relacionadas con los constantes aplausos, principalmente al sector sanitario y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Este confinamiento propició la bajada drástica de contagios y muertes en todo el país.

Poco a poco se fueron relajando las medidas y se decretaron tramos horarios para permitir cierta movilidad dentro de cada municipio. Las calles comenzaron a llenarse de gente sin mascarilla (hasta el momento no se consideraba imprescindible) y la única medida de seguridad era el distanciamiento social.

Sin embargo, a partir del 21 de mayo la mascarilla pasaría a formar parte del día a día. Se decretó su uso obligatorio para los mayores de seis años en lugares públicos donde no se pudiera mantener la distancia de seguridad. También en la calle, excepto para aquellas personas que optaran por hacer deporte o tuvieran problemas psicológicos o alguna enfermedad respiratoria.

Archivo de Indias

Segunda ola y segundo estado de alarma

El impacto de la pandemia tuvo su máxima expresión en el funeral de Estado del 16 de julio en memoria de las víctimas. Sirvió además como homenaje a los colectivos que habían estado en primera línea para luchar contra la expansión del virus.

La llegada del verano y la sensación de triunfalismo en la política y en la propia sociedad, supuso una relajación aún mayor de las medidas. Se daba por hecho que se había vencido al virus y se tenía la necesidad de reactivar una economía basada en el turismo.

El pequeño impulso a la economía vino acompañado de un efecto rebote en el aumento de contagios. Esto llevó a que el gobierno decretara un segundo Estado de Alarma el 25 de octubre – vigente hasta el mes de mayo del presente año-. Durante la segunda ola se alcanzaría un pico de 20.000 contagios en un solo día y un máximo de 537 fallecidos el 24 de noviembre.

Frente a una nueva bajada de contagios y fallecimientos en diciembre, la Navidad y la necesidad de reactivar el consumo supusieron de nuevo el relajamiento. Esto trajo consigo la llegada de una tercera ola que ha sido hasta ahora la más mortífera.

La tercera ola tuvo un pico máximo de fallecidos en la tercera semana de enero, con 488 en total de los 37.000 contagios. Máximos que se han dado en este periodo.

tercera ola desaparece sevilla
El calor del verano tuvo un nuevo compañero: la mascarilla

El caso de Andalucía

Al igual que en el resto de comunidades, en Andalucía la pandemia supuso un duro golpe para el sistema sanitario. Durante la primera ola, el pico máximo de hospitalizados fue de 2.708, mientras que durante la segunda ola este dato se vería aún más agravado, alcanzándose un máximo 3.478 ingresos.

Esto llevó a que el ejecutivo de Juanma Moreno decretara el cierre perimetral de la comunidad y de sus municipios, así como el cese de la actividad no esencial a partir de la seis de la tarde. Según un análisis publicado por El País, la comunidad tuvo un exceso de 1439 muertes en la primera ola, mientras que en la segunda esta cifra llegaría a las 4.847 defunciones.

La llegada de las fiestas navideñas conllevó una relajación de las medidas para frenar la expansión del virus. Tras el periodo vacacional, la tercera ola golpearía aún con mayor fuerza a todo el territorio andaluz, alcanzándose un máximo de 4.980 hospitalizados. Ante la alarmante cifra de ingresos, el ejecutivo andaluz impulsó el Plan 4500 y Plan 7500.

Con estas iniciativas, la comunidad establecía la redistribución de pacientes entre sus provincias para disminuir la presión hospitalaria en algunas de ellas y poder frenar con mayor solvencia la pandemia. Asimismo, la Junta llegó a un acuerdo con la sanidad privada para disminuir la alta presión hospitalaria que sufrían por entonces los centros públicos, y por el que se atendería a los pacientes con cualquier patología de forma gratuita.

Darías, Illa y Aguirre en rueda de prensa en Sevilla
Darías, Illa y Aguirre en rueda de prensa en Sevilla

La economía andaluza se resiente

La pandemia ha supuesto un duro golpe a la economía nacional y, además, a la de Andalucía. Tal y como señala el informe editado por la Fundación Centro de Estudios Andaluces, titulado La Descodificación de la Agenda del Covid-19 en Andalucía, la pandemia produjo una caída “relevante” del PIB andaluz, interrumpiendo así la senda de crecimiento económico “y convergencia con los niveles medios nacionales y europeos que Andalucía mostró en 2019”.

Según los datos facilitados por dicho informe, la pandemia y el confinamiento domiciliario de la sociedad en su conjunto provocaron una fuerte caída en la evolución de la economía andaluza en los dos primeros trimestres del año pasado, tanto en el sentido de la demanda como de la oferta.

Y es que “las ramas de actividades artísticas, recreativas y otros servicios, por un lado y por el otro, el comercio, transporte y hostelería” fueron los sectores más afectados por las medidas impuestas para frenar la pandemia, como las restricciones a la movilidad. Asimismo, el turismo, pilar indispensable para el buen funcionamiento de la economía andaluza, mostró “un parón sin precedentes”.

A pesar de que Andalucía fue la comunidad autónoma con mayor número de hoteles abiertos de todo el territorio español, los niveles de ocupación estuvieron muy por debajo de los que se tuvieron 2018 y 2019 en el mismo periodo de tiempo.

La previsible tendencia a la baja en el número de parados se vio truncada por la pandemia y su impacto en la economía andaluza. Sin embargo, la aplicación de los ERTE y la bajada de la población activa consiguieron “amortiguar de alguna manera la subida en las cifras del paro que podrían ser mucho peores”, advierte el informe. Si bien sería necesario aplicar “políticas de incentivos y reactivación de las actividades económicas y de creación de empleo” para no alcanzar “cifras de paro nunca conocidas”.

La esperanza de las vacunas

Tras meses de expectación por la llegada de una vacuna que pusiera fin o mitigara los efectos de la pandemia, el desarrollo de estas va llegando a su fin gracias a la implicación de la comunidad científica a escala mundial.

No fue hasta el 21 de diciembre de 2020 cuando la Unión Europea autorizó la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech contra la COVID-19. Le seguirían la de Moderna, que aprobada por Bruselas el 6 de enero de este año, y la de AstraZeneca-Oxford, que lo haría el 29 del mismo mes. El pasado 12 de marzo recibió el visto bueno de la OMS la de Janssen-Johnson & Johnson, cuya particularidad reside en ser la primera vacuna monodosis efectiva. Esto le permitió desplegar un número mayor de dosis entre la población.

La mayoría de países ha optado por inocularlas a las personas de avanzada edad para evitar un aumento de los decesos en este colectivo, así como en los sanitarios de primera línea y otras profesiones ligadas al sector sanitario. Y parece que los efectos son por ahora más que positivos a espera que se realicen estudios para verificar si las vacunas podrían no solo proteger de los síntomas de la enfermedad, sino que redujeran la expansión de esta.

Residencias de mayores

Antonio, el primer andaluz vacunado del COVID-19 / Junta de Andalucía
Antonio, el primer andaluz vacunado del COVID-19 / Junta de Andalucía

El Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) publicó el 2 de marzo de 2021, por primera vez desde que se inició la pandemia, los datos sobre la incidencia del coronavirus en las residencias de mayores, uno de los colectivos que más ha sufrido por la crisis sanitaria. En total, desde el inicio de esta situación, han fallecido un total de 29.782 residentes, de los que 19.868 serían confirmados y 9.914 con síntomas compatibles con esta enfermedad.

Se espera que con las llegadas de próximas vacunas como la de Novavax o la Sputnik V se pueda llegar a la meta impuesta desde el propio Ministerio de Sanidad para que en verano ya se haya vacunado al 70% de la población adulta y esto implique un descenso en el número de contagiados y muertes, así como una mayor actividad económica.

Periodista. Actualmente cursando máster de Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla.