Nuestro ritmo de vida acelerado ha marcado un cambio en nuestros hábitos alimentarios pasando desde una dieta mediterránea hasta una dieta más occidentalizada y menos saludable. Pero nuestra elección por los alimentos no es un hecho meramente fisiológico, sino que nuestros sentimientos a veces nos dan “hambre emocional” que cubrimos con determinados alimentos. ¿Conoces la alimentación mindfulness? ¿Podremos conseguir hábitos mejores durante la navidad en tiempos de pandemia? Si te preocupan tu salud física y mental, tu alimentación y tu planeta, este es tu artículo.

Encaminados hacia la alimentación saludable

Nuestro día a día mantiene un ritmo muy acelerado, por norma general, hemos convivido con alta carga de presión y responsabilidades que han hecho que necesitemos optimizar cada minuto del que disponemos. Ello puede considerarse como una de las principales causas por las que hemos modificado nuestros patrones de conducta alimentaria, nos hemos desviado de la dieta mediterránea, comemos en horarios complejos, solos y de forma rápida descuidando por completo nuestra alimentación. Marcamos pautas alimentarias propias de una dieta  occidentalizada, elegimos platos preparados elaborados por la industria que normalmente son opciones ricas en grasas, azúcares sencillos y harinas refinadas, lo cual nos aleja aún más de patrones saludables.

La comida enmudece emociones de frustración, ansiedad, tristeza, cansancio, soledad, aburrimiento, enfado o vacío que podemos experimentar diariamente.

A ello debemos sumar que la comida no sólo cumple la función básica de nutrir a nuestro cuerpo, sino que además cumple una función emocional. La comida enmudece emociones de frustración, ansiedad, tristeza, cansancio, soledad, aburrimiento, enfado o vacío que podemos experimentar diariamente. Lo que nos lleva a buscar placer en las alimentos eliminando la sensación de insatisfacción que nos invade consumiendo aquellos que nos reconfortan, y que normalmente son dulces.

Las situaciones estresantes, como por ejemplo las situaciones vividas en el transcurso de la pandemia a la que nos estamos enfrentando, pueden hacer que busquemos refugio mental en alimentos poco saludables. A pesar de ello, contra todo pronóstico, los españoles nos hemos gestionado muy bien durante el confinamiento en casa, durante ese periodo de tiempo, tornamos nuestra forma de alimentarnos dando un pasito más hacia la alimentación saludable. Esto es lo que demuestra un estudio nutricional realizado por la Universidad de Granada, el COVIDiet. En él se ha llegado a la conclusión de que durante el confinamiento sufrido en marzo de 2020, la población adulta mantuvo una mayor adherencia a la dieta mediterránea mejorando con ello los hábitos alimentarios generales. Pasamos a estar más rato en casa y nos tomamos un tiempo a la hora para elegir los alimentos que vamos a consumir. No obstante, nuestro comportamiento frente a los alimentos sigue dictando lejos de la referencia de alimentación saludable, la ansiada dieta mediterránea. Lo que quiere decir que, hemos cambiado, sí, ahora tomamos alimentos más saludables, pero no es suficiente, debemos continuar con el cambio y adoptar poco a poco nuevos patrones saludables.

La importancia que juega la alimentación engloba el mantenimiento tanto de nuestra salud física como mental. Por un lado, la forma en la que nos alimentamos va a condicionar la aparición de enfermedades crónicas, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares; o la respuesta inmunitaria hacia enfermedades de índole infecciosa, como la covid19. Por otro lado, el sistema inmunitario no trabaja de forma aislada, lo cierto es que se comunica de forma muy íntima con el sistema nervioso y el endocrino condicionando deliberadamente nuestra respuesta al estrés y las emociones. A nivel global, todos nuestros órganos y sistemas van a interaccionar con los alimentos que consumimos, y por ende, van a afectar directamente a nuestra salud.

La navidad en tiempos de pandemia

En este año de locura mediática y pandémica, no tenemos muy claro qué podremos hacer durante una época tan entrañable como es la navidad. Aún no sabemos si podremos ver a nuestros familiares y amigos, o en qué lugar podremos celebraremos esta fiesta. Adentrándonos con ello en una nueva época de estrés y alta vulnerabilidad que nos puede empujar hacia los alimentos para tapar todos esos malos sentimientos que puedan caer sobre nosotros. Asimismo, podríamos buscar el bienestar en temporada de  turrones y mazapanes, que ya llenan las estanterías de cualquier supermercado, como un arma de doble filo, alejándonos cada vez más de una alimentación y peso saludables con todo lo que ello conlleva.

La búsqueda del bienestar que nos reportan los alimentos en época de turrones y mazapanes puede ser un arma de doble filo que nos aleje aún más de la alimentación saludable.

Los retos presentes nos deben hacer mover ficha y seguir dando pequeños pasitos para mejorar hacia unos hábitos cada vez más saludables. Y para ello es también importante que nos mantengamos fuertes en todos los sentidos, siendo positivos a pesar de las circunstancias.

Comer con filosofía mindfulness

El concepto de mildfulness implica que debamos prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento que estamos viviendo con interés, curiosidad y, lo más importante, con aceptación. Aplicado al ámbito de la alimentación, podemos reinterpretarlo dando mayor importancia a los alimentos que estamos consumiendo, prestando atención plena durante el acto de comer, pensando de dónde viene o cómo ha sido tratada nuestra comida, escuchando las sensaciones que recorren tu cuerpo al tomarlo y reconociendo el hambre emocional. El hambre emocional es aquella que está ligada a las alteraciones emocionales, la podemos reconocer porque aparece de pronto, existe un apetito de alimentos específicos (dulces o salados) y que se debe satisfacer de forma urgente. Para evitarla debes mantenerte en el presente de tu alimentación aprendiendo a escuchar tu cuerpo.

Comer con filosofía mindfulness no implica seguir una dieta o tener alimentos prohibidos, supone saber en qué momento tu cuerpo necesita comida real y cuándo hemos comido suficiente, en definitiva, ser dueño de ti mismo. Comer de forma consciente es comer sin prisas, sintiendo cada bocado, su olor, su textura, su sabor, permitiéndonos además descubrir nuevas experiencias y aprendiendo realmente a disfrutar de la comida.

«La alimentación consciente es muy agradable. Nos sentamos hermosamente. Nos fijamos en las personas que nos rodean. Nos fijamos en la comida en nuestros platos. Esta es una práctica profunda.»

Thich Nhat Hanh

Esta navidad elige un menú planetario

Haciendo énfasis a la filosofía mindfulness, podemos valorar el coste que nuestro menú va a tener sobre el planeta, las personas y los animales. Porque precediendo a la crisis sanitaria actual, ya nos enfrentábamos a una crisis climática, donde la ganadería y la pesca son unas de las causas principales de esta crisis climática. No obstante, el transporte de alimentos también lleva asociado una alta huella de carbono tras su paso. Por lo tanto, no solo la elección de alimentos va a condicionar nuestro impacto, sino también la procedencia de los mismos.

Teniendo en cuenta todo ello, podríamos intentar mantener durante esta navidad un menú planetario, que es un menú saludable, sostenible y ético, con el que pretendemos comer de forma totalmente consciente. Conociendo de dónde vienen los alimentos que tomamos, siempre intentando elegir opciones locales o cercanas a nosotros, fomentando la compra de los mismos en pequeños comercios y primando alimentos de origen vegetal.

Durante esta navidad, pon a prueba la filosofía mindfulness, prepara tus alimentos para compartirlos con la familia o amigos. Si eres un poco cocinillas, intenta hacer un “menú de degustación” haciendo pequeñas raciones que no permitan inflarte ese día, pero que hagan que disfrutes de cada bocado. No excedas el consumo de dulces, sal a pasear o practica deporte, disfruta de largas conversaciones y, sobre todo, rodéate de mucho amor y cariño.