Imágenes difíciles de imaginar. Son las que ha dejado el experimento realizado por la profesora de neurociencia, Kelly Lambert, y su equipo de la Universidad de Ritchmond. El estudio revela como roedores son capaces de desplazarse a través de un pequeño coche cilíndrico con gran destreza.  

Lambert trata de averiguar cómo afecta el entorno a la capacidad de aprender de los roedores. Los resultados del experimento han sido publicados en la revista Behavioural Brain Research e indican que aquellas ratas que tuvieron un entorno más complejo aprendieron a «conducir» mucho más deprisa.

El estímulo para los roedores era cereal, al cual debían llegar manejando el vehículo en un espacio de cuatro metros cuadrados. «Aprendieron a conducir el coche de una manera única y se dedicaron a patrones de dirección que nunca habían utilizado para llegar finalmente a la recompensa», ha asegurado Lambert.

La experta en neurociencia explicó a la revista NewSicencit que esta adaptación a la conducción demuestra la neruoplasticidad de estos animales., es decir, su capacidad de responder con flexibilidad a los nuevos desafíos.

«Realmente creo -señaló- que las ratas son más inteligentes de lo que percibe la mayoría gente y que la mayoría de los animales son más listos, de una manera particular, de lo que pensamos».