Miguel Ángel Revilla se ha reunido durante esta mañana junto con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en el centro de Santander. El motivo de la reunión ha sido debatir sobre el seguimiento del pacto por el que el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) apoya la investidura de Sánchez. Antes de esa reunión, un insulto de un ciudadano ha dejado la anécdota del día. 

Sobre las 14:30 horas llegó la comitiva y Revilla se acercó al coche del presidente en funciones. Tras salir Sánchez, alguien insultó al presidente llamándole «hijo de puta». Ante la incómoda situación, Revilla invitó al presidente a entrar en el restaurante y se dirigió hacia quien pronunció el insulto, un camarero de un establecimiento de la zona.

Primero, en tono comedido -«no hay que insultar, no hay que faltar al respeto»-, pero luego con voz de enfado señaló: «¡Me da vergüenza, un cántabro no puede decir eso!».

En declaraciones posteriores a medios, el representante del PRC ha señalado que él nunca he insultado a nadie. «No voy a consentir yo que en mi tierra un tío salga de esa manera insultar al presidente del Gobierno», ha recalcado.