Género y sexo son asuntos que incumben a toda la sociedad, pero no por ello son temas de los que se tenga demasiado conocimiento. En esta pequeña guía se intenta arrojar luz a tres conceptos clave en cuanto a la construcción de quiénes somos.

Sea cuál sea la ideología, el color de la piel o el poder adquisitivo de cada uno, entre otros parámetros, todas las personas tenemos un sexo, un género y una orientación. A pesar de vivir en pleno 2019, aún no hay una conocimiento profundo sobre ninguno de los tres, gracias a la falta de tolerancia que se respira a nivel social y político.

Hay muchas teorías, conceptos y clasificaciones a nuestro alrededor, tanto en la calle como en las redes sociales; una gran fuente de sabiduría, pero también de desconocimiento. Antes de adentrarnos en todas ellas, debemos tener claros tres conceptos, que intentaremos explicar en las siguientes líneas. Se trata de la identidad sexual, la identidad de género y la orientación sexual, las partes fundamentales que constituyen quiénes somos.

Identidad sexual

Entendemos por identidad sexual el sexo biológico que se nos otorga al nacer. Lo habitual es tener un sexo masculino o femenino, en función de nuestros genitales, pero hay personas en las que la identificación genital no es tan sencilla. Cuando se produce ambigüedad en este aspecto se habla de personas intersexuales, que pueden venir motivadas por múltiples causas. También se puede identificar el sexo por los cromosomas (XY para los hombres y XX para las mujeres) y las hormonas.

Identidad de género

Uno de los errores habituales cuando hablamos de sexo y género es confundir identidad sexual con identidad de género. Esta última se refiere al sentimiento propio sobre nuestro género, es decir, si nos identificamos como una identidad femenina, masculina o andrógina, cuando se encuentran rasgos tanto masculinos como femeninos por igual.

Esta identidad se expresa a través de nuestra apariencia, forma de actuar, relacionarnos o sentirnos y está muy influenciado por las expectativas sociales y culturales sobre cómo se debe pensar o actuar según se pertenezca a un sexo u otro. Podemos ver esto reflejado en el colectivo transexual, personas que nacen con un sexo biólogico, el cual no se corresponde con su identidad de género.

Estas expectativas se conocen como roles de género, al ser hombre o mujer un estado biológico, social y legal. Si nuestra identidad de género y sexual coinciden somos cisgéneros. Si nuestra identidad sexual y nuestra identidad de género difieren, seremos transgénero.

Orientación sexual

Por último, por orientación sexual entendemos hacia donde se dirige nuestro deseo y atracción sexual. A pesar de que hay infinidad de etiquetas, todas ellas carcen de una base teórica solida sobre la que hablar en términos de atracción sexual. Por ello, enumeramos las principales a continuación:

Los heterosexuales son personas cuyo deseo va dirigido hacia personas del sexo contrario. Por su parte, los homosexuales son personas que se sienten atraídas por las de su mismo sexo. Aquellas que sienten atracción por ambos sexos se les denomina bisexuales, siendo asexuales las que no sienten atracción sexual por ningún sexo.

Combinando estos tres conceptos aparecen infinidad de nuevas opciones, algunas más conocidas y otras que pueden surgir de un día para otro. Sea cual sea, no hay una orientación mejor o peor, solo diferente y que debe respetarse, más allá de los modelos más tradicionales. Tener claros estos conceptos básicos ayuda a respetar y tener una mentalidad más abierta hacia algo que es totalmente personal, y de lo que no debería haber debate ni censura.