Viernes. El Lorenzo pegando en la ventana. Una de la tarde. No me digan ustedes que no están pensando ahora mismo en jincarse una cerveza bien fría que marque de una vez por todas el inicio del tan ansiado fin de semana. ¿Me equivoco acaso? ¿A que no?

Moe de Triana. Pues a partir de hoy mismo esa servesita que no para de rondarle por el coco se la va a poner a usté un servidor.

Sea bienvenido a la tabernita del Moe de Triana, lugar en el que entre chascarrillos y curiosidades; entre guasa y riguroso cachondeo; entre el sonido de las olas del Guadalquivir y el susurro de la brisa trianera, hablaremos de lo que haya que hablar e intentaremos reírnos hasta de nuestra sombra. Que estando como está la vida ahora mismo, lo mejor que podemos hacer es tomarnos las cosas con buen humor y mucha filosofía. Pero no la filosofía de Sócrates, Aristóteles o Plutón. Qué va. La filosofía a la que debemos acogernos es la de saber vivir apreciando esas pequeñas cositas que son las que a fin de cuentas hacen interesante nuestro día a día y nos hacen achinar los ojos y sonreír.

Y a todo esto… me van a tener que disculpar los señores, podría seguir contándoles más y más cosas, pero es que no sabéis la que tengo montada en la cocina. Iba a freír un par de choquitos, me he despistado con la charla, porque no sé si os habréis dado cuenta de que es que yo soy mu de charlar, y mientras tanto se han puesto los dos a jugar al escondé y me han dejao los azulejos con más tinta que la fábrica de bic. Así que me meto para dentro de nuevo que el deber me llama y tengo que tenerlo todo preparado pa la hora de la bulla.

La semana que viene si quieren les pongo otra servesita como la de hoy, y hasta con tapa.

Saludos de su tabernero de guardia y cabecera, un placer.

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