Serenidad. Si la semana pasada dejaba en blanco intermitente este espacio por culpa de la fiebre y la Enfermedad, esta semana dan ganas de volver a hacer un largo silencio; una no sabe si para diferenciarse un poco del estrépito de los tambores y los gritos del gentío, o tal vez porque el silencio es el maquillaje más estricto para estos días santos, justos, festivos. Vacuos, al fin.
Laura Rosal. Semana Santa, su bullicio de gente y su fervor. Sinceramente, no soporto las muestras de fanatismo o de afecto extremo cuando implican la vibración simultánea de ingentes masas embriagadas ante el más mínimo gesto, precisamente por eso, por el empuje de la masa. Me da igual que se trate de una visita de el Papa o de un concierto de Madonna. No me gusta vislumbrarlos a todos desde una ventana, como personitas diminutas, vulnerables, magnetizadas por la misma melodía.
Pero cada uno a lo suyo: yo estos días me vuelvo bucólica sin remedio y sólo quiero quietud, calma (o al menos un «caos calmo»), deleitarme con la llegada de la primavera, sentir cómo se estiran las horas de luz, como si fueran chicles derretidos, olas inagotables. Prefiero pasar estos días entre el mar y el bosque, y regresar luego a casa inhalando el azahar de las aceras, impregnando fuerte la suela de los zapatos, robando otros perfumes, coleccionándolos. Guardando palabras. Guardando mentes. También sus cuerpos. Prefiero viajar, extranjera de mí misma, desconociéndolo todo en un mismo tren. Prefiero morder fuerte el azul, recordar los colores con su viveza imposible, porque nada pasa, nadie viene, nadie se va. Aunque algunos, siguen dejándose arrastrar por el ardor del tumulto, camuflándose entre la gente, disfrazándose incluso.
Frente al ruido, mejor cerrar la boca esta semana. Y precisamente es quizá la Iglesia la que menos licencia posee para hacerlo, que por si no fuera suficiente con las exhibiciones de pederastia ejercida, nos seguimos encontrando con maravillosos casos como éste. Genial. Todo un ejemplo a seguir, sin duda alguna, en días de Cuaresma y festividad. Santa, santa, santa Paciencia.