Mucho se ha escrito esta semana sobre la penosa situación que atraviesa ‘El Correo de Andalucía’ y sus más de cincuenta trabajadores, que lejos de preparar la mortaja de este centenario se afanan en luchar para lograr su supervivencia y la de sus puestos de trabajo.

No obstante, por mucho que se haya escrito sobre su presunta venta fraudulenta, la huelga y el encierro de los profesionales de este periódico, no puedo dejar de dedicarle unas líneas a la que durante más tres años fue la causa de sentirme un poco periodista.

Como tantos otros estudiantes de Periodismo, yo llegué a El Correo de Andalucía en septiembre de 2008 con una beca para conocer las entrañas de un medio escrito, hasta entonces un tanto desconocido para mí que tan solo había hecho radio de manera más profesional en EMARTV y Radio Sevilla.

Fue ilusionante cruzar sus puertas por primera vez y soñar con poder rellenar páginas por fin de mi puño y letra y contar con el magisterio de los profesionales que desde hace tantos años venían narrando el día a día de Sevilla.

Tras la bienvenida, comenté mi preferencia por Provincia, una sección que me resultaba familiar tras haber estado colaborando con otros medios en este ámbito y que ciertamente me encantaba al poder permitirme contar las historias de mi localidad de adopción, Camas. Allí estaban Olga Granado, Antonio Morente, Andrea Álvarez, Auxi Villar, Paco Veiga, Iñaki Alonso, Ángela Serrato e Isabel Atencia, que pronto fueron mis mentores en esto del Millenium y los titulares. De esa etapa conservo especial recuerdo de Antonio, que tanto tiempo me dedicó corrigiendo maquetas y rematando textos de ‘la Santos’.

Aunque especiales son casi todos los recuerdos que atesoro de mis 6 meses en la redacción, de los mejores de mi carrera profesional. Desde las aventuras en coche por los pueblos de Sevilla con el fotógrafo Javier Cuesta o esa Primera Plana que firmé sobre la ‘ley antibotellón’, incluida jornada de trabajo nocturno e invernal en un botellódromo de Utrera.

Tras este periodo, en el que entendí que lo de contar historias era mi gran pasión, se me propuso la posibilidad de continuar trabajando en la sección Provincia como freelance. Así comenzaron cerca de tres años de colaboraciones ciertamente puntuales, pero que me devolvieron la ilusión por la prensa, de la que me había alejado un poco para adentrarme en la comunicación corporativa.

Si algo destaca de El Correo de Andalucía es que es un medio eminentemente provincial, que trata con cariño las tradiciones de la provincia de Sevilla y que da voz a personajes y acontecimientos más allá de la influencia de lo que llamábamos “La Gran Sevilla”. Es el medio en el que las historias personales, peculiares y entrañables siempre encuentran su espacio.

Hacer Provincia es dejar la élite política de un lado y hablar de tú a tú con la gente de los pueblos, que te abre la puerta de sus casas entusiasmados con tu visita y con que alguien se interese por su testimonio y por conocer sus preocupaciones. Yo estoy tremendamente agradecida a El Correo por mostrarme que en cada rincón hay una historia que merece ser contada y que se sale de agendas y teletipos de agencias. Es contar pero también crear historias.

Mi relación con este medio acabó, como muchas cosas en los últimos años, de la mano de la crisis. Una llamada telefónica en abril de 2012 me comunicaba que se prescindían de las corresponsalías y de las colaboraciones. Recortes.

Lo comprendí perfectamente, pues ya por aquel entonces se habían producido despidos y se había aligerado incluso el periódico, ya a color.

Lo que vino después, ya estamos viendo dónde ha desembocado. Concentraciones en la puerta de Américo Vespucio, pancartas en huelgas generales y un sinfín de acciones para defender la dignidad de sus profesionales y de este periódico, que ha sido escuela de media profesión en Andalucía, no han servido lamentablemente hasta el momento para que se haga justicia con los periodistas ni con el propio rotativo.

A pesar de todo, la plantilla no desfallece y su admirable voluntad por sacar sus empleos y el periódico adelante está aunando a todos los trabajadores de esta profesión bajo una misma voz que viene a denunciar la terrible situación que sufre la profesión periodística.

Su huelga se ha visto únicamente interrumpida durante una jornada para la edición de un número especial que cuenta una historia de la que ellos mismos son protagonistas. Y este número se ha agotado en los quioscos. Enhorabuena, compañeros.

Pero desde aquí levanto la voz para, además de mostrarles mi apoyo, pedir que este éxito en los quioscos no solo sea flor de un día. Uno de los problemas de la prensa es que cuenta cada vez con menos lectores, por lo que hay que apoyar a diario su quehacer para garantizar, además, una larga vida a El Correo de Andalucía.

Frente a otras fórmulas, como la que está poniendo en marcha El Mundo apostando por los contenidos de pago en Internet, por el momento es el principal sustento -junto con la publicidad- de este centenario, que aunque con algún achaque tiene mucho que decir todavía y que no podemos dejar morir entre todos.

Os mando todo mi apoyo deseando que esta situación pronto se solucione de la mejor forma posible, esto es, contando con el respaldo de un proyecto económicamente sólido que os permita seguir haciendo lo que mejor sabéis hacer: ser puntuales cada día a vuestra cita con los lectores ofreciendo información de calidad hecha desde la profesionalidad y el cariño.

Mucho ánimo, compañeros.

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