Palop recoge el trofeo en la final del Camp Nou/SA

Tras las rondas previas jugadas entre los equipos de categorías inferiores, esta semana comienza el asalto a la Copa del Rey por parte de los equipos de la Liga BBVA. Entre ellos se encuentra el campeón, el Sevilla Fútbol Club, el cual no jugaba esta competición desde aquel 19 de mayo en la final ante el Atlético. Pero eso es algo que ya sabemos todos.

Pablo Pozuelo. El rival será esta vez un recién descendido a 2ªB: un Real Unión de Irún que no debe hacer confiar a los sevillistas, ya que se ha ganado la condición de ‘matagigantes’ en el torneo del k.o. y que será el primer escollo (y esperemos que no el último) en el camino para revalidar el título y no fracasar.

El equipo no se puede permitir fallar en otra eliminatoria a doble partido teniendo en cuenta que la última con estas características fue la de los desastrosos partidos ante el Sporting de Braga en Champions. Pero desde entonces las cosas han cambiado muchísimo, al igual que desde la última vez que disputamos esta competición, con las entradas y salidas de futbolistas, como también ha ocurrido en el banquillo.

Gregorio Manzano ha cambiado completamente al equipo de forma positiva. Tiene el deber de conseguir la tercera victoria consecutiva, la quinta desde que sustituyó a Antonio Álvarez como técnico y que supondría otro empuje más de moral de cara al partido del fin de semana, nada menos que en el Camp Nou, donde tendrá que lavar la terrible imagen que mostró en la Supercopa de España y de paso la revancha por aquello.

Un equipo que debe fortalecer su imagen como visitante, como lo está haciendo en casa donde lleva pleno de victorias en la era Manzano tras lo que resultó ser un triunfo ajustado ante el Athletic (4-3), aunque llegaran a estar 3-0 en el marcador, resultado final provocado quizás por la expulsión de Navarro y el cansancio por el viaje a Ucrania. Por ello, los tres goles encajados en casa no deberían hacer sonar las alarmas a pesar de que la defensa tiene todavía que mejorar algunos aspectos.

Luis Fabiano, al que muchos dábamos por perdido y vendido en invierno, marcó dos goles, aunque no es aún el de antes. También resulta increíble el cambio que ha dado Romaric,  que realizó el que para mí fue su mejor partido como sevillista y que la afición supo reconocer a un jugador que ha puesto mucho de su parte para limpiar su situación personal y profesional. Mención especial al “viejo” Kanouté y el “paquete” Negredo y la gran labor de ambos.

Poco a poco, el maestro Gregorio Manzano, como algunos le conocen, está sanando las carencias que existían en el equipo y recuperando a jugadores que algunos daban por perdidos. Así quizás podamos llevarnos otra alegría como la que nos llevamos el año pasado en el torneo favorito del Sevilla en los últimos años: la Copa del Rey.

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