Mi médico me receta desde la nube y yo mientras me hago una PCR por mi cuenta.

El otro día pasé por el Centro de Salud y me topé con mi médico de cabecera.

-¿Cómo estás? me preguntó

-Regular, le dije yo. Pero no pienso ir al médico.

-No vayas…

No es que las consultas se hayan puesto por las nubes, que también, sino que ya los médicos no se permiten visitas de ningún tipo. Ni en el centro de salud, ni en su casa, ni en tu domicilio.

¿Se acuerdan ustedes cuando el médico venía a ver cómo estabas-y todos los días- hasta que se te quitaban aquellas paperas o el dolor de la tripa? ¿Y cuando venía el practicante a ponerte una inyección o a curarte los puntos de la herida?

Dirán ustedes que todas esas cosas son muy antiguas, que ahora existen las urgencias, los hospitales…

Yo sigo siendo de las que piensan que hablando con mi médico, sólo con verle, ya me pongo un poco mejor. Pero, ahora mi médico está ¡en una nube!¿no se dice así?

Pues no voy a pedir número al Centro de Salud y, después de guardar una buena cola, allí, a la intemperie, van y me dice que tengo que coger cita por teléfono, que llame a Salud Responde. Me vuelvo a casa y llamo. No me contesta nadie. Así un día y otro. Hasta que por fin me cogen el teléfono y una voz de operadora antigua me va guiando, pero sin dejarme hablar.

-Si desea una cita con su médico, pulse uno.

-Si prefiere que su médico lo llame, pulse dos.

-Si desea conocer nuestras últimas ofertas en salud, espere.

Y me ponen una música, vaya muermo, quién será el DJ.

-Oiga, que yo lo que quiero es hablar con mi médico, que me encuentro mal y me…

-En estos momentos todos nuestros operadores están ocupados. Vuelva a llamar más tarde.

Nada y que no. Que no me atiende nadie. Yo me voy ahora mismo a Curitas a que me hagan una PCR.

Sí, porque cerca de mi casa hay un centro privado que siempre tiene gente en la puerta. La mayoría va en grupo y forman una cola que ocupa toda la calle. Dicen que son  para los tes rápidos o para el serológico o quizás alguna que otra PCR. La gente sale con los papeles en la mano y por su cara se nota si le ha salido negativo o positivo. Pero vamos, que al otro día acudirán a su trabajo, como si nada. Que no están los tiempos para quedarse una en casa…¿O sí?

Pronto entraremos en un bucle. Fue en Marzo cuando empezó todo.

Un cuatro de marzo estuvimos en Cádiz de excursión. Aquellas Muchachas fueron a celebrar la vida, en modo viaje cultural y olieron en los vientos, la mare que parió al poniente y la mare que parió al levante, un covid del que todo el mundo hablaba pero al que aún se le hacía poco caso. Cádiz era la Habana, también con sus negritos que se arrimaban al grupo para vendernos baratijas y con el salero de las guías teatralizando los tirabuzones que se hicieron con las bombas del francés.

Veníamos de vuelta un poco mosqueadas. ¡Mira que si hemos cogido en Cádiz el Covid! En cuanto oíamos a alguna toser, nos retirábamos, instintivamente, como ahora cuando andamos por la calle, que no damos un paso derecho ni a la de tres, esquivando todo el día mascarillas.

A los diez días de aquella excursión nos confinaron. Fue la última que hicimos en 2020: Quelle date!

El domingo, 15 de marzo inicié un diario para contar cómo iba transcurriendo “el confinamiento”

Dejé de escribir en él, el jueves 16 de julio, 123 días después.

Yo acababa de conciliar mi vida de jubilada con tareas creativas en casa -pintar, escribir-o domésticas-cocinar, limpieza, jardinería- y salidas matutinas y/ o vespertinas en las que podía perder el tiempo. Creía que iba a aburrirme de tanta rutina.

Ahora he reflexionado y me he acordado de lo que mi madre decía: “hay que ir con los tiempos. Las cosas se van tomando como van viniendo”

Y vaya sin han venido cosas. Mi tía me decía que ella no temía a las tragedias que estaban pasando, sino a las que traía consigo. ¡Qué racha!

Ahora estamos con las vacunas.¡La que tienen líá! Que si no hay vacunas para todos, que si la ponemos en dos veces, que si empezamos por los más mayores, que ahora para los jóvenes…que para los países en desarrollo no habrá suficientes. Eso y ná es lo mismo, que si no estamos vacunados el coronavirus seguirá haciendo de las suyas.

Decir hoy que no quieres vacunarte es esperar que te tomen por loca o por negacionista, cuando menos. Te expones a un linchamiento de tu bolsillo, hasta 60.00 euros de multa en Galicia.

No vacunarse es como negar el hecho de que el coronavirus existe, ya ves tú… Como dirían las meigas, haberlo háilo.

¡Qué vista han tenido las farmacéuticas y sus derivados!

Que haya vacuna, muchas vacunas. Vacunas por un tubo, digo por una jeringuilla, de ésas que dejan “culillo” y se aprovechan mejor.

Estas empresas tienen ya para varios agostos. Y mientras, los de los bares, erre que erre o mejor dicho erte que erte.

Los índices, los números singuen a la baja. Esto debe ser muy bueno para salvar la Semana Santa, El Rocío, La Feria y El Verano…Ya veremos cómo se presentan La Navidades.

Maestra, especialista de francés. Titulada por la Escuela Oficial de Idiomas, colabora en La Voz de Alcalá desde el año 2003 y en el periódico local 'La higuerita' de Isla Cristina desde el año 2010....