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Si septiembre es el mes de la vuelta, la rentrée, octubre es el mes de las Revoluciones.  El mes donde pasa todo, donde todo se asienta, donde ya están de nuevo las cosas en su sitio y donde no queda sino esperar al puente del Pilar del día 12, La Fiesta nacional, antes de la Raza, de la Hispanidad, Día de La Diversidad Cultural para los americanos-conquistados…

Un mes para descolgarnos por unos días del almanaque y caer como «Hojas muertas», porque nadie apuntó nada en ellas.

Les feuilles mortes se ramassent à la pelle

les souvenirs et les regrets aussi.

Mes de las revoluciones y de las depresiones -según los médicos- de las nostalgias y las tristezas, de las lluvias y del cielo color escaparate: pasteles y marrones con derecho a llamarse Otoño.

Las revoluciones suponen un cambio brusco en el hábito social, económico o moral de una sociedad. Algunas revoluciones son precisas para avanzar, como la «revolución industrial», otras dudamos de su necesidad ¿qué hemos mejorado con la revolución tecnológica?

Todavía quedará alguna revolución social pendiente…

Por octubre de 1823, según un ensayo histórico, allá en la Nueva España,  en México, hubo 240 revoluciones.Y es que «no estaba el horno para bollos», por aquel entonces. ¡Vaya mesecito!

Fue también en este mes la revolución bolchevique de 1917.

Por su parte, las Naciones Unidas, con el fin de dar mayor visibilidad a los colectivos, organiza en octubre los días internacionales: de la no violencia, del hábitat, del Correo, de la Salud Mental, de la niña, de las mujeres Rurales, de la reducción de los desastres…

¡Qué desastre! Un mes para no perderse ni una…

En los centros educativos se celebran los primeros exámenes, lo que conforma una importante seriedad al asunto.

Las bibliotecas organizan las primeras presentaciones de libros-el otoño es muy dado a los libros-.

Dicen que la aparición del libro constituyó una verdadera revolución.

Aunque, según la directora del Centro Andaluz de las Letras, Eva Díaz Pérez,  la verdadera revolución es la Educación.

Lo que va a ser una verdadera revolución –chez home– va a ser, ponerse a tus años a estudiar el inglés.

Si eres de octubre, es que te quedarás ya el resto del curso en esa actividad que pagaste en septiembre -no ocurre lo mismo con los gimnasios-.

Atrás quedó la caló del membrillo y las colas en las librerías, sólo para la compra del material escolar, no vayan a creerse que es para adquirir un libro, a no ser que sea el último best seller.

Ya es otoño y ha llegado octubre. No hay vuelta atrás. El verano tendrá que esperar a que le toque, a que arranquemos nueve hojas una tras otra -señal de que las hemos vivido- con su días y sus noches.

Como suele ocurrir todos los años, en octubre los días se hacen más chicos y la luna más grande. Pero nuestro corazón se encoge con el temor a ser recogido por la pala inexorable que nos barrerá un día como hojas caídas en las que el paso del tiempo y de las horas nos han convertido.

Maestra, especialista de francés. Titulada por la Escuela Oficial de Idiomas, colabora en La Voz de Alcalá desde el año 2003 y en el periódico local 'La higuerita' de Isla Cristina desde el año 2010....