Fotograma de 'Gebo et l'ombre'/SEFF'12

Treinta y cinco minutos en un mismo plano fijo, con apenas intercalaciones de otros planos de corta duración. Así comienza ‘Gebo el l’ombre’, el nuevo proyecto del portugués (aunque la película es belga), Manoel de Oliveira.

 

Este señor, a sus 104 años de edad (un mito viviente del cine portugués), sigue rodando películas con su personalísimo estilo.

El film que presenta en la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo (SEFF’12) logra captar la viveza del teatro mediante fotogramas. Apenas se suceden unos cincuenta planos en todo el metraje. En ellos no hay tampoco mucho contenido.

Conversaciones, con lenguaje también teatral, pero poco más que conversaciones. Digamos que la película se queda en el planteamiento; el nudo y el desenlace parecen no importarles a Oliveira.

Y lo cierto es que el teatro filmado es hermoso, vivo. No es tan extraño como en principio aparenta. Un padre y una madre se compadecen de lo pobres que son y de la marcha de su hijo hace ocho años. La esposa del mismo, que vive con ellos, hace lo propio. A grandes rasgos, es ese el argumento.

Los interminables diálogos, en cambio, están plagados de conversaciones filosóficas sobre la vida, el pensamiento conservador y el libertario (sobre todo cuando el hijo pródigo regresa, con ideas muy distintas a la de sus padres). El texto no tiene desperdicio. El ritmo, pese a todo, no es lento.

‘Gebo et l´ombre’ está basada en una obra de teatro. Y eso parece en todo momento. La cámara sólo aporta una fotografía muy cuidada y una ambientación conseguida. La banda sonora, además, es muy hermosa.

Se trata de una película distinta, pesada quizás para el público de salas comerciales. Pero con un mensaje profundo y unas interpretaciones más que aceptables. Con más planos y algo más de acción, podríamos estar hablando de una gran película.

Véanla mañana, a las 22:00 o las 22:30 horas en Plaza de Armas.

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