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Patxi López confía en que «todos hayamos aprendido la lección y el siguiente Congreso llegue a un acuerdo suficiente lo antes posible».

 
El presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, ha refrendado hoy el decreto con el que el Rey, Felipe VI, disuelve las Cámaras y convoca elecciones para el próximo 26 de junio, de acuerdo con el procedimiento establecido en el  artículo 99.5 de la Constitución Española.
 
En declaraciones a los medios en el Congreso, tras la firma del decreto en el Palacio de La Zarzuela, López explicó que el decreto, que se publica hoy, día 3 de mayo, para entrar en vigor, además de fijar la fecha de las elecciones establece la sesión constitutiva del Congreso y el Senado para el día 19 de julio a las 10,00 horas.
 
En este decreto se fija además el número de diputados y senadores que corresponden a cada circunscripción, de acuerdo con el censo cerrado a 1 de enero de 2016. En este caso hay una variación respecto a las elecciones del 20 de diciembre, ya queque la provincia de León pierde uno de sus representantes, con lo que pasa de 5 a 4, y lo gana Valencia, que tendrá 16.
 
La campaña, de acuerdo con la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, será de 15 días. En esta ocasión comienza a las cero horas del viernes 10 de Junio y finalizando a las 24 horas del viernes 24.
 
El presidente del Congreso resaltó que «es la primera vez que se produce este hecho en la época democrática. Porque no hemos sabido cumplir el mandato ciudadano de llegar a un acuerdo de mayoría suficiente para formar gobierno. Y espero que estos cuatro meses nos hayan servido para entender unas cuantas cosas».
 
«Me lo habéis oído decir en otras ocasiones: dialogar, negociar, pactar, pueden ser palabras viejas, pero son las fundamentales para estos nuevos tiempos», prosiguió. «Y es que, el diálogo, la negociación y el acuerdo, son la base de la convivencia democrática. Son el reconocimiento expreso de la pluralidad ideológica de una sociedad libre, de nuestra sociedad». 
 
Para el presidente del Congreso, «debiéramos entender, e incluso hacer pedagogía sobre ello, que el acuerdo, el pacto, ni es ni debe suponer traición o renuncia a las propias posiciones, sino el reconocimiento del ‘otro’, como alguien igualmente legitimado para mantener posiciones discrepantes».
 
«En un pacto se cede, claro, no se puede imponer el cien por cien de lo que quiere uno, para buscar el único camino posible para hacer lo que se necesita en cada momento, para resolver los problemas de la ciudadanía», insistió. En su opinión, «la esencia de la democracia es renunciar a entender la victoria propia, como la derrota definitiva del adversario político. Es asumir la convivencia como un equilibrio en permanente cambio, cruzado de acuerdos y discrepancias, encauzando la mayoría social de forma institucional».
 
Recordó que, «durante la transición, que conquistó la libertad democrática que hoy disfrutamos, los adversarios, incluso enemigos políticos, fueron capaces de llegar a acuerdos institucionales sin traicionar sus propios principios». «Esta vez no ha podido ser Y como decía, espero que todos hayamos aprendido la lección y el siguiente Congreso llegue a un acuerdo suficiente lo antes posible», continuó.
 
«De todas formas, en este tiempo, también hemos podido ver la fortaleza de las instituciones democráticas. Y también en este aspecto hemos aprendido, hemos visto cosas que pueden mejorarse y seguramente en el futuro será conveniente hacer algunas reformas. Por ejemplo, para acortar estos largos meses de inacción, los largos plazos de campañas y precampañas en estos casos excepcionales, así como sus costes», agregó.
 
Pero, fundamentalmente, prosiguió, «el entramado constitucional e institucional ha aguantado y funcionado dentro de la legalidad, dando solución, con nuevas elecciones, a la imposibilidad de formar un gobierno».
 
«Yo entendiendo que haya ciudadanos y ciudadanas, enfadados y frustrados con sus representantes. Pero me gustaría pedirles a todos, de cualquier signo político, que no se resignen a la frustración», apuntó, «Una persona un voto, es la esencia del poder de la representación democrática. Es un derecho conquistado con muchas luchas, pero es también, y entiéndaseme bien, una obligación ciudadana para mantener una sociedad de ciudadanos y ciudadanas libres».
 
Concluyó con un «llamamiento a todas las personas, tengan las ideas que tengan, para que no renuncien a su poder político. Que no renuncien a expresar con su voto las ideas y principios políticos que tenga cada uno. El voto nos iguala a todos. Ningún voto vale más que otro voto y es el poder de la gente que no tiene poder. Y a partir de hoy, está en manos de la ciudadanía decidir el futuro político de España Dejar en manos de personas libres la decisión es siempre lo más seguro».