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Gracias a servicios como Netflix, Spotify o Hearst, el consumo de libros, cine, series o música a través de Internet ha aumentado sin caer en las rutas ilegales. También la compra online de entradas a eventos y museos.

No solo la compra de bienes de forma online se ha hecho un hueco en la curva del crecimiento de las tendencias de consumo, sino también la cultura. No todo son noticias virales pero insustanciales sobre las Kardashian y luchas de likes o shares en redes sociales.

A pesar del ‘auge de la banalidad’ en Internet, también ha crecido el número de usuarios que realiza cursos de formación online, consume películas de Ingmar Bergman a través de algún streaming o se lanza con una web propia sobre su hobby, que puede ser la fotografía, el arte contemporáneo o el Antiguo Egipto. Al fin y al cabo, Internet es un espacio donde se encuentran numerosas enciclopedias virtuales en las que todos podemos poner nuestro granito de arena.

Lo mejor, es que ya no es necesario ir a Media Markt a buscar CD, ni siquiera pasar canciones a iTunes para poder tener buenos recopilatorios en el iPod o iPhone. Con una simple cuenta – gratis con publicidad y ciertos límites – de Spotify se puede escuchar casi cualquier canción, hacer listas y descubrir grupos que concilien con nuestros gustos musicales. Lo mismo ocurre con otros bienes culturales, como las series, las películas o las revistas.

España, todavía por debajo de la media europea

Aunque este consumo cultural online ha visto un gran crecimiento, los números generales – incluyendo el consumo de cultura «offline» siguen estando por debajo de la media. A pesar de la rica oferta cultural de las grandes ciudades del país, los ciudadanos europeos nos sacan ventaja en cuanto a lectura de libros por persona, asistencia a conciertos y óperas, visitas a museos o monumentos históricos y películas vistas en el cine.

La subida más importante durante los últimos años se ha dado en la lectura – un 3,5% más que en 2011 – con el soporte papel todavía a la cabeza, aunque se espera que el consumo de libros y revistas en formato digital vaya desbancando a los libros tradicionales en los próximos años. Aunque aún falta un largo camino por recorrer – aproximadamente un 30% de los españoles dice no haber leído un libro en el último año – los medios digitales e Internet están facilitando tanto el acceso como la difusión de bienes culturales; una buena noticia en una época donde la cultura y la educación son cada vez más necesarias.