Alcázar

El 13 de enero de 1333 nacían dos gemelos en el Alcázar de Sevilla: Enrique y Fadrique. Eran hijos del rey Alfonso XI y de su amante Leonor de Guzmán. Nada hacía presagiar que el mayor de ellos sería el fundador de una dinastía, los Trastámara, que gobernaría en Castilla, Aragón y Navarra.

Mientras Alfonso XI vivió, sus hijos ilegítimos recibieron toda clase de privilegios. Enrique se convirtió por entonces en conde de Trastámara. Los problemas comenzaron con la muerte del monarca. El nuevo rey, hermanastro de Enrique, era Pedro I el Cruel o el Justiciero. Instigado por su madre, María de Portugal, persiguió a la amante e hijos bastardos de Alfonso XI.

Tras años de guerra, Enrique acabó matando a su hermano Pedro y convirtiéndose en el primer rey de una nueva dinastía: los Trastámara. Los avatares de la Historia hicieron que esta familia llegara a gobernar en los distintos reinos peninsulares.

Enrique II tuvo dos nietos. El mayor de ellos sucedió a su padre Juan I como rey de Castilla con el nombre de Enrique III. Fernando, el segundo de los nietos, se convirtió en rey de Aragón cuando el hermano de su madre, Martín I el Humano, falleció sin descendencia. De esta manera los Trastámara se hicieron con el control de ambos reinos.

La incorporación de Navarra fue más compleja. Juan II de Aragón, hijo de Fernando Trastámara fue rey en Pamplona por su matrimonio con Blanca de Navarra. Pero no fue hasta la época de Fernando el Católico cuando este territorio se incorpora a las posesiones familiares.

Los tataranietos de aquel sevillano que nació en el Alcázar un 13 de enero fueron Isabel y Fernando, los Reyes Católicos. En aquel mismo palacio engendraron a un heredero, el príncipe Juan, destinado a unir Castilla y Aragón, aunque su prematura muerte truncó los planes. Fue finalmente su nieto, Carlos I, el que reunió en una sola corona todos estos territorios, aunque bajo el símbolo de una nueva dinastía, los Habsburgo.

Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...