Manel Monteagudo, un hombre de 58 años vecino de la localidad coruñesa de Noia, se ha vuelto viral tras contar que estuvo en coma nada menos que 35 años. Según él mismo relata, cayó en coma con 22 años en Irak tras un accidente en un barco en el que trabajaba, y no despertó hasta los 58 años.
Pero esta historia entraña una serie de contradicciones que hacen que su veracidad sea algo dudosa. En primer lugar, entran en juego un factor que hace que la historia pierda consistencia de entrada. Durante el tiempo en el que estuvo en coma, Manel, cuyo nombre real es José Manuel Blanco Castro, tuvo dos hijas. Este miércoles, en Onda Cero, el propio Manel contó que no puede revelar el cómo fue capaz «por respeto a su mujer».
El lugar donde supuestamente pudo permanecer mientras estaba en coma es otra de las incógnitas. Al producirse la hipotética caída que le provocó el coma, estuvo cuatro meses en un hospital de Basora, la segunda mayor ciudad de Irak, para ser trasladado posteriormente a un hospital de La Coruña, donde estuvo ingresado año y medio.
Fuentes de ese hospital han asegurado a varios medios que Manel no permaneció en el hospital, aunque no pueden revelarlo de forma oficial por la ley de Protección de Datos.
Ningún familiar confirma la historia
A pesar de la rápida repercusión que ha tenido esta historia, ni su mujer, Conchi, que estuvo a su lado desde los 22 años, ni sus dos hijas, se han pronunciado públicamente sobre esta cuestión. Es más, uno de los vecinos de Manel, o José Manuel, afirma que ha convivido con él de forma «normal» desde hace algo más de 30 años.
El propio matrimonio con su actual mujer, Conchi, es también dudoso, ya que no es posible contraer matrimonio sin encontrarse plenamente consciente. Tampoco es posible tener hijos por inseminación artificial si la persona que dona el semen no está consciente, lo que alimenta aún más las dudas sobre cómo pudo engendrar a sus dos hijas, de poco más de 30 años.
Una historia sorprendente a la vez que enigmática que ha generado todo tipo de reacciones en las redes sociales, donde han aparecido multitud de perfiles adjuntando pruebas de que no es posible estar 35 años en coma, y otra gran cantidad defendiendo la historia de este hombre gallego.