Bandera andaluza/ Flickr (Creative Commons)

Hace un año escribía en este medio sobre uno de los acontecimientos más tristes de la historia reciente de la autonomía andaluza. Concretamente, os hablaba de la muerte de un joven malagueño llamado Manuel José García Caparrós a manos de la policía que, al igual que otros cientos de miles de andaluces, salió a la calle el cuatro de diciembre de 1977 para pedir libertad, democracia y autonomía.

Cuatro décadas después, este crimen sigue impune, ya que nadie ha sido juzgado, al menos públicamente, y no sabemos qué ocurrió exactamente. Ni siquiera sus familiares lo saben, quienes recibieron la visita de un celador del hospital aquel trágico día, afirmando que Manuel había muerto en un accidente de tráfico. Más tarde, su seres queridos acabarían descubriendo la verdad gracias a algunos testigos del suceso. Esto es lo más cercano a una explicación oficial que han recibido. Lamentable.

Además de la impotencia y tristeza que genera este episodio desolador, hay una cosa que, al menos en mí, hace despertar una rabia difícil de contener. No solo se ha ignorado y tratado de olvidar por la gran mayoría de nuestros representantes políticos lo acontecido en Málaga, sino que también se han puesto trabas a esclarecerlo.

Este silencio insultante no podía durar para siempre. Tras varias peticiones a la Mesa del Congreso, una diputada por Málaga, Eva García Sempere, ha conseguido acceder a las actas de la comisión de investigación del crimen. Sin embargo, es importante destacar que el acceso a las mismas no es completo ni público, ya que se han tachado nombres y, lo más importante, tan solo esta diputada puede consultarlas.

El secretismo por parte de las instituciones va más allá de lo concebible en una democracia, por dos motivos. Primero, porque su familia tiene derecho a saber exactamente qué pasó y por qué. Desgraciadamente, los padres de Manuel han dejado este mundo sin recibir respuesta alguna, y ahora son sus hermanas las que continúan luchando para que se haga justicia. Y segundo, porque todos los ciudadanos, ya sean andaluces o del resto de España, tenemos derecho a conocer cuáles fueron las medidas que se tomaron para que situaciones como estas no volvieran a pasar. Con suerte, pronto tendremos más información proveniente de las actas de la comisión de investigación.

Este episodio al que hago referencia es vital para entender la historia de nuestro pueblo, su presente y, posiblemente, su futuro. Creo que todos tenemos que ser conscientes de que la injusticia contra Manuel no solo concierne a su familia, sino que afecta a todo el pueblo andaluz. Hoy, cuatro de diciembre, me gustaría recordar que la herida sigue abierta; que la pérdida de aquel malagueño sigue en el corazón de los andaluces; y que el intento por olvidarlo nos llena de rabia.

Para acabar, me gustaría reproducir las emocionantes palabras de Antonio Banderas homenajeando a García Caparrós, durante su discurso de 2013 cuando fue nombrado hijo predilecto de Andalucía: “Hermano, dame la mano, y volvamos al día de Andalucía del año 77, y completemos lo inacabado. Salgamos de nuevo a las calles de nuestra tierra, para gritar lo que no pudo salir de tu garganta: que somos un pueblo que respira libertad, que el andaluz camina sin miedo a perder su identidad, pues ésta está soldada a lo más profundo de su alma…”

De padres gaditanos, nació en la Alemania dividida de 1987. Lo único que tiene claro es que la humildad y el olor de su tierra no se le han olvidado y que, a pesar de que cada región es especial en...