visglerio 15 agosto 17

Hace unos días me topé en las redes sociales con la noticia de que el Alcalde de Cádiz, José María González, había donado una parte de su sueldo a la asociación “Autismo Cádiz” porque, por lo visto, había adquirido el compromiso de cobrar el mismo sueldo que cobraba como profesor antes de acceder a la institución y el resto donarlo a organizaciones sociales. Ni que decir tiene que en las redes no paran de elogiar su iniciativa y ponerlo como ejemplo a seguir, porque, obviamente, esto da mucho juego.

El alcalde aclara en la noticia que “lo que queríamos es que los sueldos de los representantes públicos se parecieran más a los de la gente corriente a la que representamos”. En la aclaración es donde ya empieza uno a desconcertarse porque no sabe uno a quién se refiere el alcalde y su partido cuando hablan de “gente corriente”. Parece que el sueldo del alcalde es el baremo para saber quiénes son la “gente corriente”; son todos aquellos que ganan menos de 1880 euros que es lo que cobra él como profesor, de momento; digo de momento, porque no vaya a ser que otro partido político proponga cambiar los sueldos de los profesores con el argumento de que cobrar 14 pagas de 1880 euros y tener dos meses de vacaciones y casi todos los puentes del año, ni es justo, ni es lo que cobra la “gente corriente”.

Este tema de los gestos de algunos políticos encierra un tanto de fariseísmo y un mucho de demagogia. En algunos casos son poses para ganarse el afecto y el interés de la opinión pública. Me acuerdo ahora, por ejemplo, de Cristina Cifuentes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, que anunció a bombo y platillo que no se iba a ir de vacaciones. ¡Señora: nadie se lo ha pedido, si no se quiere ir de vacaciones no se vaya o es que además quiere que los que no se pueden ir de vacaciones le toquen las palmas!

En cuanto a lo de los sueldos, cabe decir que en España, desde la Reforma Local del año 2013, por ley, todos los sueldos de los alcaldes y concejales vienen regulados y están limitados en todos los ayuntamientos en función de su población. Si un alcalde o concejal electo decide donar parte de su sueldo a una hermandad, a la Cruz Roja, a Cáritas o a una ONG, en su derecho está. Pero, cuando haya elecciones, se les volverá a votar, o no, por su gestión como alcaldes o concejales, no por sus actos de caridad.

En política, como en todo, una cosa es el tocino y otra la velocidad; porque, si no fuera así, en las próximas elecciones deberían figurar en los programas electorales las asociaciones a las que están dispuestos a donar sus limosnas los candidatos; sobre todo para no crear agravios comparativos entre todas las asociaciones demandantes. Y también debería figurar en las ofertas electorales hasta cuánto están dispuestos a bajarse el sueldo pero, ¡ojo!, si se entra en esa dinámica, al final sólo podrán ser alcaldes y concejales los ricos, que son los únicos que se pueden permitir el lujo de no cobrar nada para ostentar un cargo público. 

Hijo de un médico rural y de una modista. Tan de pueblo como los cardos y los terrones. Me he pasado, como aparejador, media vida entre hormigones, ladrillos y escayolas ayudando a construir en la tierra...