El hecho de desayunar de Despeñaperros para arriba suele ser costoso para cualquier andaluz. El hecho de desayunar en un hotel, puede llegar a ser difícil para cualquier persona que aprecie el buen café y no tenga por costumbre comer salchichas a las ocho de la mañana.
Mercedes Serrato. Siempre me he preguntado por qué hay lugares o gente a los que les gusta desayunar mal, con lo bien que puede llegarse a hacer. Quizás la mayoría de mis experiencias tienen lugar en Madrid, que bajo mi punto de vista, se lleva la palma en el maltrato mañanero. Tomar porras, churros, o como lo quieran llamar, fríos no debería ser legal. Que te los calienten en el microondas ya es triste… Que en un bar te pongan pan de molde es sencillamente una cutrez. Y ojo, que no es que despotrique aquí porque no me atreva a hacerlo en otros foros, para nada. A todo amigo o habitante de la villa y corte que se me cruza en la vida le saco el tema: “Con lo bien que se vive en Madrid ¿por qué desayunáis tan mal en la calle?”.
Siempre les propongo llevarlos a desayunar por aquí, no a un sitio escogido. Pongo la mano en el fuego, la pongo casi entera, a que en cualquier bar al azar, de cualquier barrio o rincón, descubrirán el sibaritismo y los pequeños lujos que los sevillanos y los andaluces en general, nos permitimos a diario. Elegir en ocasiones tu pan, viena, mollete y demás… Y luego el condumio de la tostada… Infinitas combinaciones, aceite de oliva, mantequilla, paté, tomate, manteca colorá con tropezones, jamón york y jamón del bueno… Y variedades de cada uno, como esos bares que tienen una aceitera con sus ajos dentro, que le da el toquecillo… De las variedades dulceras y de bollería hablo menos porque no suelo desayunarla, pero la oferta es buena, con las denominaciones propias de los pasteles de cada lugar. Y el tema churros… qué cosa más grande es comprarte tu papelón ardiendo para comértelos con café en el bar más cercano… Hasta buñuelos como los de la feria he llegado a encontrar en algún bar…
Y los hoteles… qué mal desayuno yo allí… Entre el café aguado de la máquina sofisticada de turno, los zumos de bote o de polvitos, la bollería industrial que tan triste parece en su bandejita… Aunque rompo una lanza por determinadas excepciones. Recuerdo un hotel en Tenerife sublime, con churros y paté casero…
Ahora los catalanes reivindican que el “pan tumaca” se imponga en sus hoteles. Bien hecho, nosotros tendríamos que hacer algo similar, en mi opinión algo del tipo: “Que en cualquier hotel de Andalucía pueda desayunarse igual de bien que en el bar del mercado de abastos más cercano”. Porque no digo que sea malo tomarse un croisan con mantequilla en un hotel, pero a mí es que me deja vacío espiritual… En un recóndito bar de la localidad de El Pedroso llegaron a servirnos una copa de vozka a las nueve de la mañana, pues iba un amigo ruso que quería tomar aquello con su tostada entera de jamón y tomate, eso es desayuno continental y lo demás, tontería.