El progreso es víctima de sí mismo, o nosotros víctimas del progreso, o tal vez víctimas de nosotros mismos, a estas alturas quién sabe… Toda esta reflexión absurda viene dada por un hecho más absurdo aún, pero antes déjenme que les ponga en situación.

Mercedes Serrato. Llegas a tu casa… no especifiquemos hora, es más de la una. Te has tomado unas copas con los amigos, has arreglado el mundo, o lo has revuelto más… Has repasado los últimos problemas o asuntos que tienes en la mente, te has replanteado cosas… Eso crea una amalgama mental que tiene que salir por algún lado…  En  tiempos te daba por llamar a quien se terciase, pues la intimidad del móvil te permitía no despertar a una casa entera, incluso fastidiarle la fiesta a quien fuera, si es que andaba aún por templos del disfrute nocturno. La opción del sms también estaba ahí, aunque en ocasiones requieren de un esfuerzo y coordinación que te hacían desistir, o en otras situaciones más cómicas, mandar un entramado de letras y números que no tenían mucho sentido. Con la proliferación de Internet ya lo tenemos servido, y más baratito. Llegas a casa y redes sociales a todo trapo. “Mensajes bomba” los llamaba una conocida mía. A veces públicos, a veces, si queda algo de coherencia, privados. Por lo visto hay quien se dedica a estudiar estas cosas, y  resulta  que la mayoría de personas se arrepienten de hacer esto. Al día siguiente no sólo cargan con la resaca, sino que a eso le suman los remordimientos y las consecuencias que sus acciones tendrán a la luz del día y la sobriedad.

Y ahora viene lo bueno. Un grupo de especialistas en seguridad informática ha diseñado una aplicación gratuita que, programada a según qué horas, nos haría un “test de sobriedad” que nos permitiría acceder, o no, a nuestra red social predilecta. Mantener el ratón en un círculo que no para de moverse, secuencias de luces y demás pruebas que nos declararán aptos o no, para, permítanme la expresión, cagarla libremente.

Sinceramente, servidora, que raramente le hace ascos a las bebidas espirituosas, y que es asidua de unas cuantas redes, nunca pondrá esta aplicación en su ordenador. No sé, puede que sea una cuestión de autodefinición personal. Soy impulsiva, a la par que muy tímida en ciertos aspectos, a veces soy vehemente y otras muy responsable. Me gusta ser consecuente y a veces ni me avergüenzo de mis defectos, forman parte de mí, me hacen humana. Por eso, como muchos seres humanos, a veces, bebiendo o sin beber, fruto de un arranque he mandado el correo que no debía, el mensaje inadecuado, incluso la llamada menos conveniente. Luego me he arrepentido, o me he alegrado, he pedido disculpas o me he reafirmado, pero todos tenemos nuestros momentos y debilidades. Vamos, que estoy reivindicando mi derecho a meter la pata, que lo mismo rebuscando hasta viene en la Constitución.

Quién sabe, hay cosas que sin estos arranques nunca habría dicho, así que casi debo agradecer no haber tenido aplicaciones puñeteras que me impidan expresarme en determinados momentos, porque ya saben, los borrachos y los niños…

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...