mercedes-serrato-03-10-2016

Es curioso como en el último año, han crecido analistas políticos a la sombra de la oportunidad, que en este país suele ser hija del conflicto, la mala leche o el desastre.

Por supuesto, la nuestra siempre ha sido tierra prolija en tertulias y en sus integrantes. España es un país repleto de opiniones, y cada ramillete de estas, se reparte en individuos deseosos de expresarla. La vía es lo de menos; la barra del bar, la radio afín a tal partido, el programa de televisión tal, la columna de opinión cual…

La cosa es que existen pocos «profesionales de la opinión» que entre sus sesudos análisis y disertaciones magistrales no te cuelen, con más o menos sutilidad, sus propios pareceres, con la correspondiente carga ideológica, los sesgos de marras y toda la contaminación social que queramos ver.

Esto es normal si tenemos en cuenta que la objetividad no existe, que Pedro Sánchez podía caer mejor o peor, que Susana Díaz cría la fama desde hace años, y que se nos había olvidado en qué se ha convertido Felipe González.

Mantenerse al margen de esto es imposible, como lo es asumir que muchas y muchos vamos a tener que resignarnos a un nuevo gobierno de Rajoy, mal que me pese. Sí, yo no voy a deslizar sutilmente mi opinión como si fuera una verdad científica, a mí todo esto me toca la moral, y mucho. Incluso me causa un dolor sordo; al fin y al cabo, durante mucho tiempo fui socialista de sentimiento y voto.

Si a la caterva opinadora profesional le faltaban temas, llega Colombia, como en la Gozadera. Ahora cualquiera es experto en Colombia, donde va a parar. Aquí, a través del conflicto de ETA, se asume de forma cuasi natural, un conocimiento superlativo en banda armada y construcción de paz.

De hecho es normal que esta gente sea la que más habla. Quienes verdad conocen el tema prefieren verlas venir, y algún día tal vez hablen de otras versiones del cuento que pueden no gustar tanto, igual que no gusta hablar de los GAL.

La Tierra sigue girando, con todos los movimientos simultáneos que eso implica. Rajoy se las promete felices, el PSOE resurgirá en otra forma diferente, cosa que no es tan grave porque hace unos diez años que se volvió un partido irreconocible para mucha gente, y en Colombia se trabajará por el consenso.

Las cosas pasarán, pero sobre todo, se comentarán, analizarán, y explicarán, retando en ocasiones la inteligencia del público, insultando a esta la más de las veces. En este país, todo el mundo es un poco Dominguín, si no se cuenta… no tiene gracia.