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Imposible presenciar el título de este Graderío sin evocar a Doris Day, con falsa despreocupación, cantando el popular estribillo, al menos para mí. Y es que cuando cualquier cosa puede pasar, parece que nada pasa.

Divagaba mi querido Francis Segura desde una cafetería que tantas veces visité, por supuesto antes o después de una consulta médica, sobre el estado de cosas allá por la Carrera de San Jerónimo.  Poco ha cambiado desde esa rueda de reconocimiento y nada es igual.

Iñaki Gabilondo incide siempre que tiene ocasión, en la relevancia de «la nueva política». Confiesa que ha sido un zarandeo para la clase política, la ciudadanía y sobre todo, la prensa especializada. Admite que tal vez, nadie les había preparado para este futuro, pero que abrir una ventana siempre es bueno; siempre que el sector de la información se ponga las pilas, claro.

Iñaki, sempiternamente joven, está dispuesto, pero tal vez, parte de su generación, con más afición a los cotilleos de pasillo y las confidencias sacadas a golpes de sabe qué cosas, desdeña el mundo de los análisis en los que cabe todo, hasta lo imposible.

Me comenta un compañero que según estudios científicos, para adquirir un nuevo hábito, costumbre o conveniente actitud, hay que afianzarlo durante veinte días. Si se empezaron hermosos propósitos el día uno de enero, ya tendría que estar la cosa enraizada o echada a perder. Si contamos desde el veinte de diciembre… para qué contarles.

La nueva política es 2.0, faltaría más. Pablo Iglesias se queja en la noche del sábado vía tele (telefónica y televisiva) que le ha puesto un par de whatsapps a Pedro Sánchez, que este le ha respondido prometiendo llamar y no le ha llamado. Tal vez Iglesias debería dejar a un lado Juego de Tronos y ampliar sus miras revisitando la mítica serie Sexo en Nueva York.

Si algún conocimiento sobre las no llamadas de un hombre ha producido el género humano, está en esa serie, lo aseguro. Tampoco el líder morado comentó si había emoticonos en los mensajes, la clave podría estar en una caquita sonriente, y por último pero no menos importante, me dio por pensar que tal vez Sánchez tiene un móvil prepago que se encarga de recargarle la baronesa del partido en que milita.

Puede que esta le mandara un anticipo de saldo, previamente imagino una charla aleccionadora de lo que debía decir y hacer. Gracias a Twitter también sabemos esto; cosas de la nueva política. En la antigua política se mandaban algunos sms que recomendaban fortaleza a algún compañero encarcelado, ahora la cosa es que nadie se te adelante dando tu versión y las redes sociales vienen que ni pintadas para esto.

¿Qué será, será? el tiempo lo dirá… Con un presidente en funciones que parece estar dejándose aconsejar por alguien con más inteligencia que la que él venía demostrando, con las cosas del querer en las negociaciones e incipientes pactos, con un rey que de seguro se lamenta de que su antecesor y señor padre jamás se vio en un jardín semejante, todo es posible y nada también.

Lo que sí creo que es innegable, por lo único que me apostaría los pocos ingresos que aún me quedan en el banco, es por el fehaciente hecho de que a Pedro Sánchez le van a caer tantos palos que ni se sabe de dónde vendrán.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...