El título me gustó antes incluso de ver el tráiler, tal vez porque ya ahí percibí la ironía que podía desatar, tal vez porque odio y adoro la expresión «persona normal» y el desafío dialéctico que siempre me supone ese concepto.

Según el personaje creado en todos los sentidos por Leticia Dolera, una persona normal es aquella que tiene pareja, trabajo, casa, aficiones, vida social, vida familiar y es feliz… Vamos, la lista es larga a la vez que harto complicada de completar, sobre todo en los tiempos que corren. La mayoría hemos conseguido la mitad o así, y frecuentemente envidiamos, admiramos u odiamos a quienes tienen todo eso o creemos que lo tienen. Los prejuicios son los árboles que nos impiden ver el bosque.

Como ya cuento con más años de los que me gusta confesar, tengo el recuerdo de Leticia Dolera como un personaje de «Al salir de clase» más cerca de una Barbie patinadora que de otra cosa. Un prejuicio que se me quedó asentado como tantos otros; el personaje que eclipsaba a la persona. El pasado lunes tuve la inmensa suerte de que este prejuicio se me cayera y rompiera en bastantes pedazos. El preestreno de la película, además de poder disfrutar de la cinta en sí, nos proporcionó a los que asistimos un rato de preguntas y conversación con la guionista, directora y protagonista. Dolera quería contar la historia que ha contado, la de gente real sin vidas perfectas y que sólo lograrán algo mínimamente parecido a la felicidad cuando se acepten. Hay quien piensa que es fácil decir eso siendo Leticia, pero ahí está el fallo de hacer caso de estos tópicos. Ser actriz, ser guapa o ser popular no te garantiza la felicidad, como no te la garantiza cumplir los requisitos de las personas normales. Sentir que no acabas de encajar o que te mueves en una frecuencia diferente es algo que todas y todos hemos sentido alguna vez, o algunas bastantes veces, valga la patada gramatical. ¿Por qué Leticia Dolera iba a ser diferente al común de los mortales? Su película no pretende cambiar la vida del espectador o imponer algún tipo de verdad metafísica; pretende contar una historia, hacer un canto a la diferencia, reírse de lo convencional, de la maldita moda de los gin tonics si es preciso…

El jueves se estrena «Requisitos para ser una persona normal», la narración de cómo María de las Montañas, que nació el mismo año que la arriba firmante, trata de ser una persona normal en una sociedad que es de todo menos eso, normal, aunque a veces ni sepamos darnos cuenta. También es una comedia romántica, una española, y digo esto último con el recelo que muchos ya conocen que me da utilizar la expresión de cine patrio. Es una película recomendable para quien quiera pasar un buen rato, y será más recomendable aún para quien quiera enamorarse de una historia entrañable que deja ver tantos trazos de realidad que a veces, como en la vida misma, pasan inadvertidos.