Si leo un solo análisis más de la pasada Semana Santa, afirmo sin complejos que me volveré, ya sin remedio, total, absoluta y completamente loca.

Siempre supe que la cordura sería una intermitencia en mi vida que se iría apagando, pero el brote que siento en mis células cada vez que un sesudo analista se dispone a destripar a la madre del cordero… es superior a mí.

Tenemos ahora un curioso montón de personajes que parecen saber, sin rastro o sombra de duda, dónde está el bien, dónde está el mal, cómo deben hacerse las cosas a grandes rasgos y, sobre todo, quién tiene la culpa. Para esto último cabría usar esa frase de mi filósofo de cabecera, Homer Simpson, quien lloriqueando en cierto capítulo afirmaba: ‘Todos menos yo tenéis la culpa’. Pues en esas andamos. Todo el mundo tiene un dedo acusador para señalar. Señalan los hermanos mayores al Consejo y eso es desternillante. No voy a defender a este organismo. Sólo pregunto: ¿Quién los eligió mediante sufragio? Les aseguro que la arriba firmante no. También se lanzan acusaciones contra juntas de Gobierno. Volvemos a lo mismo. ¿Nadie elige a estas juntas? Y nos quejamos del público y su absoluta carencia de civismo. También pienso que en esto tenemos todos nuestra implicación y nuestra culpa. Consentimos a los niños y luego no nos gusta cómo salen.

Lo que más me saca de mis casillas es cuando alguien, intentando hacer valer su excelsa cultura y formación en la materia cofrade, excusa el despropósito del cortejo macareno diciéndote que leas a Núñez de Herrera. Aquí ya hay que reírse pero bien. Para empezar, se pone en duda que hayas leído previamente a este autor sin la recomendación erudita de estos días. Por otra parte, el nivel es tan absolutamente mínimo que se confunde una descripción con un código de conducta. Es decir, si este buen hombre nos dice que hace un puñado de décadas el paso de la cofradía del Arco era pintoresco y poco solemne, ¿está indicando que eso sea correcto? No, está diciéndonos que desde hace demasiado tiempo por aquella hermandad muchos desconocen el significado de la palabra penitencia. Esto debería interesar más a la hermandad citada que a mí, que ni pago cuota en ella ni lo haré nunca, pero respetar a los hermanos que sí saben vestir su túnica debería ser la prioridad antes de buscar excusas basadas en idiosincrasias.

Que en los premios Demófilo se aluda a la preocupación por la bajada de calidad musical cofrade y luego se premie a Joan Manuel Serrat por La Saeta, directamente creo que es un chiste que aún no he pillado.

Y es que esto de seguir a los analistas cofrades no es fácil. Hay que colocar la mente de determinada forma para alcanzar un nivel de abstracción en el que entiendas que ellos tienen la solución pues lo saben todo y que, ahora que parece que todos los problemas han salido de golpe cómo si de la Caja de Pandora se tratara, ellos, de forma gratuita, te señalan los defectos que tú, sujeto paciente, no eras capaz de distinguir, y luego… a la Feria, que ya es tiempo.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...