Vivimos en un mundo donde nos negamos a admitir que todo está inventado, y por esta resistencia a nuestra falta de originalidad reinterpretamos cuentos infantiles y los llevamos al cine, versionamos canciones, inventamos palabras a partir de algunas ya existentes, vuelven los pantalones de campana… hacemos un remake de cualquier cosa.

Supongo que es por esto que ahora llamamos islamofobia a lo que debe ser gilipollez de toda la vida. Durante toda esta semana me imaginaba lo que iba a pasar. La ignorancia es el cáncer de una sociedad que se cree lo suficientemente informada como para exhibir de la forma tan impúdica que muchos lo han hecho, su particular desconocimiento sobre lo que es un islamista, un musulmán o un árabe. He visto a gente que se considera muy leída y muy demócrata patinar mucho en su distinción entre estos tres términos para acabar con un postulado radical de imbécil de primer orden, afirmando que no había que tener contemplaciones ni miramientos con la inminente llegada de la yihad. Espero que esta gente abogue por exterminar todo lo que remotamente se relacione con el islam, a ser posible desde que conquistaron la península hasta ahora. Así al menos nos quitaríamos todos de en medio y nos ahorraríamos bochornosos comentarios dignos de la mismísima Marine Le Pen.

Y es que en este país y esta ciudad siempre vamos un pasito más allá… ¿para que hacer un poco el tonto si se puede hacer por completo? Y es por esto que un coche matrícula de Marruecos llama la atención de un vecino, un peatón, la policía… Cualquier sevillano de sangre caliente que se precie tiene que pensar poco y actuar rápido ante algo así: Marruecos, moro, terrorista… La relación en tres sencillos pasos es esta. Y allí que montamos un dispositivo de la leche, registramos el coche de arriba abajo para que acabe llegando una familia marroquí que no entiende que es ese circo. Me habría encantado estar en Dueñas para explicarles que aquí somos una panda de mamahostias (hermosísimo neologismo gaditano) que nos la cogemos con papel de fumar como nadie sabe hacerlo al Sur de Europa, y que en pos de salvaguardar la integridad de los ciudadanos, la seguridad nacional y la verdadera religión, hacemos el ridículo hasta límites insospechados. Ni en una de Torrente se ha visto algo como lo del sábado por la noche aunque conservo la esperanza de que los amigos de El Mundo es Nuestro hagan algo de este palo, con Antonio Dechent en el papel de policía salvador a ser posible.

Nosotros seremos más listos que cualquier terrorista, nosotros vigilaremos sin descanso. Pensar que quien quiere perpetrar un atentado utiliza un coche local o busca un lugar más concurrido o significativo para atentar son cosas que no entran en la ecuación de quien vive pendiente de la lucha contra los malos.

La ignorancia es el cáncer de una sociedad que cree saberlo todo, y la mala suerte que vamos a tener es que con todas las cosas que podríamos reinventar, vamos a reinventar la estupidez, que por lo visto no había llegado ni de lejos a sus cotas más altas.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...