Parece que va a pasarnos aquello de que el pueblo que olvida su historia se condena a repetirla, una y mil veces, tropezando en la misma piedra hasta el infinito.

Si uno  a lo largo de  su existencia  ha vivido por encima del bien y del mal, no puede cambiar su actitud de la noche a la mañana. Si uno se llama José María del Nido y ha pegado palizas a demócratas en su juventud, ha hecho negocios y teje manejes de todo tipo, ha sido aclamado por las hordas de su club de fútbol y de pronto le dicen que hasta ahí podía llegar la broma, que a la cárcel un ratito como en el Monopoly, pues el hombre, poco acostumbrado a ser un ciudadano de esos que sufren las consecuencias de sus actos, va y se mosquea.

Dan náuseas sus intentos por implicar a la ciudad en su indulto y dan muchas más si una piensa que habrá muchos descerebrados que firmen semejante cosa. Lo peor es que por un lado se intente desvincular al Sevilla FC de esta locura y después, además de los voluntarios que han pedido firmas en el campo, también se han dispuesto solicitudes de esas en la tienda del club, pero nada, a dejarse manipular, es lo que toca, aunque me consuela mucho tener amigos sevillistas mas indignados que yo con este tema.

Y por si las desgracias fueran pocas, el incendio de Santa Marina. Juraría que más de uno está contento porque llevan tiempo queriendo compilar hechos aislados en una especie de extraña campaña de victimización del catolicismo, algo así como generar un sentimiento de persecución que aumente odios, inquinas, miedos ignorantes… Hay que soportar que gente que no distingue a un anarquista de un comunista nos meta miedo en el cuerpo por extraños motivos que se escapan a mi entendimiento. Y por supuesto todo el mundo es de Santa Marina ahora… A todos esos pseudoperiodistas poseedores de una cámara con trípode los mandaba a cubrir la salida de La Resurrección, que ahí hacen más falta que acrecentando el morbo.

A mí estos dos hechos me hacen pensar que el fascismo reaparece, como está reapareciendo en muchos países de Europa. Tanta es la proliferación que no me extrañaría que los Reyes Magos de Oriente hayan ido repartiendo por las casas pequeños fascistillas envueltos en papel charol con lacitos decorativos, seguro que es el último grito.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...