Hace unos días ocurrió en mi casa una escena que seguramente se esté dando en los últimos tiempos en muchas otras casas. En el buzón había un sobre con matasellos alemán.

Era una postal de mi primo Pepe, quien, pese a utilizar como todo hijo de vecino las redes sociales, quería tener ese gesto tan bonito y antiguo de enviar algo tangible, escrito con boli y esas cosas que poco a poco caen en desuso.

Mi primo está en Hannover, ciudad de la que yo, para oprobio de mi cultura germánica, solo conocía al príncipe amante de la priva… Ha ido allí con una beca Leonardo, una de esas excepciones que aún sobreviven a la tijera de Wert. La intención de la beca es la misma que la de todos estos programas de movilidad; salir, ver mundo, perfeccionar idiomas… Pero no nos engañemos, tal y como está el panorama, la intención de Pepe, como la de muchos otros, es agarrarse como pueda a una empresa que al igual que muchas otras de la tierra de Merkel, promueve el empleo juvenil. No soy de las que piensan que aquello es la panacea, la tierra de las oportunidades infinitas… El efecto llamada que actualmente nos producen los países más estables de la vieja Europa tiene su cara y su cruz, como todas las monedas; pero desde luego, aún sin ser aquello la Tierra Prometida, seguramente es mejor que esto; pocos estados empiezan a ser peores que este, si descartamos los países donde Inditex y otras firmas eligen producir sus textiles.

Las gilipolleces del espíritu aventurero y demás sandeces dichas por algún miembro del gobierno que otro no tienen nada que ver con esta historia. Si uno tiene espíritu aventurero se va a recorrer la Patagonia, pero si uno tiene los bolsillos vacios y el futuro negro, coge el petate, se esfuerza en aprender uno de los idiomas más desagradables de los que se hablan en este continente, y se guarda en el bolsillo las ganas de quedarse en su ciudad, con sus amigos, su familia…

Y esto es lo que nos queda. Porque casos así todos conocemos más de uno y dos, y seguramente iremos conociendo más. Probablemente, si esto algún día pasa, España volverá a presenciar el retorno de los emigrantes que ya se produjo hace unas décadas; porque no se olviden, por mucho que todo haya cambiado, por muchos estudios que tengamos, pese a las becas y los programas de movilidad, el que se va de su tierra buscando lo que en ella no encuentra es igual que el personaje de la canción de Juanito Valderrama.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...