La verdad es que no me pesa decir que a mí Salvados me entristece. Me parece un programa que dice cosas obvias, que hace preguntas comprometidas a gente que no se las va a responder y que se queda muy en la superficie de los temas que aborda.

Hacer una comparación así a la ligera de la educación en Finlandia con la de España pues es como comparar la bici de mi vecino con la moto de Dani Pedrosa, una gilipollez sin profundidad.

En Finlandia, como en tantos otros países nórdicos, gozan de un sistema maravilloso. La vida es así, no la he inventado yo, lo de ellos se llama Sistema Nórdico, y nosotros vivimos con un Sistema Mediterráneo, hasta aquí parece obvio. ¿Por qué ellos tienen ese sistema y nosotros el nuestro? Pues porque el que crea que vivimos en un mundo igualitario se va a llevar un palo terrible cuando se entere de que no es así.

Componentes de todo tipo influyen en la conformación de estos sistemas, trayectoria histórica, influencias religiosas, contextos culturales, climatología y recursos naturales, aspectos geográficos… Y ojo, no sería yo quien afirmara con rotundidad que nos ha tocado todo lo malo. En aspectos sociofamiliares los sistemas mediterráneos hemos creado una red que suele ser inexistente en los países del Norte, por poner un ejemplo.

Pero, en líneas generales, los sistemas nórdicos tienen una cobertura envidiable en sanidad y educación, envidiable para nosotros, para los habitantes de cualquier país africano ya ni sé cuál sería el término.

Volviendo a lo de antes, reitero que eso es el producto de una construcción social de siglos; siglos que afectan a muchos aspectos de la ciudadanía actual y que no podemos cambiar ahora de la noche a la mañana porque ¿queremos cambiarlos? Y no me sean demagogos, cambiarlos con lo que todo eso implica.

Por ejemplo, no encontrará un habitante de USA que no le diga, así por las buenas, que no quiere que su país mejore, claro que sí, pero si le empieza a explicar cómo se financia la Seguridad Social en nuestro modelo Beveridge (modelo que ahora peligra) saldrá corriendo, y probablemente si está departiendo con un fulano del sur y le ha aguantado el rollo de la sanidad pública será para gritarle al final “¡Comunista!” como si de un insulto se tratara. Y ya lo de discutir la Segunda Enmienda que legitima la tenencia de armas mejor ni lo intente. Todos queremos lo bueno, pero no siempre agrada pagar el precio.

No seré yo quien defienda a la polifacética Ana Rosa Quintana, pero algo de verdad encierra su frívola reflexión (en Twitter). En Finlandia, una cerveza barata vale ocho euros. De ahí puedes financiar una educación de la leche. Allí un Madrid-Barça dudo que paralizara un país como aquí. Allí la religión tiene el sitio que tiene una opción individual de los sujetos. Allí la tasa de suicidio es un dato que ya estaba antes de aparecer la crisis en escena, por comentar un par de cosas.

Personalmente, admiro con deleite los sistemas nórdicos. Como profesional de lo social no me parece que exista un modelo más acertado. Pero siendo realista, cruelmente realista, sabiendo lo que es España, con lo bueno y con lo malo, estoy segura de que ese modelo aquí sería imposible de implantar, ya no de que funcione…

Hace ya años me di cuenta de hasta qué punto afecta el sitio en el que vienes a nacer. Intentemos mejorar todo lo mejorable, pero hagamos frente a la verdad más básica, lo que nos ha tocado, nos ha tocado.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...