En un país donde las figuras públicas son tan decepcionantes como en éste y la persona de mayor relevancia del momento seguramente lo será por haberse acostado con vaya usted a saber quién, me parece admirable que el nuevo héroe nacional sea el encargado de una cafetería madrileña, militante del PP con mucho sentido común que no permitió que la policía prosiguiera con su persecución dentro del establecimiento donde trabaja este buen hombre.

Como contrapunto a esta lección de civismo y cordura tenemos al rey en USA visitando la redacción del New York Times. Que no me dirán que no es asombroso lo que a este señor le gusta ver gente trabajando, y ni por esas se anima el buen  hombre. Y luego está Mariano, el presidente de todos los españoles, elegido democráticamente, paseándose alegremente mientras se fuma un puro. Diga usted que sí, no se agobie, hombre, que los infartos están a la vuelta de la esquina a su edad.

Los españoles deberíamos nacer con una máxima barroca tatuada en el brazo en que se leyera ‘Solo puede ir a peo’ Creían que con Felipe IV nos iba mal, y sin embargo aquí estamos, a las puertas del reinado de Felipe VI con el agua al cuello o incluso un poco más arriba.

Cuando hace dos semanas me sorprendía del ‘celo policial’ -por llamarlo de alguna manera-, me imaginaba que la cosa iba a ser complicada, pero lo que se está viendo en estos días supera mis expectativas. Han conseguido convertir el apacible y entrañable barrio de las Letras en una ratonera en la que aún no entiendo qué pretenden encontrar.

Pero para aliviar todos estos males, el país tiene los opiáceos de costumbre, partidos del Madrid, partidos del Barça, realities de Tele 5, incluso el programa de Jordi Évole, que sí, que dice grandes verdades, pero sinceramente, me carga mucho que, por ejemplo, ahora la gente se dé cuenta de que vivimos en un país que tiene un ejército, que el ejército usa armas y cosas que hacen pupa y que todo eso. ¡Oh! Nos cuesta dinero. ¿De verdad que nadie había caído en todo esto antes? Yo no estoy a favor ni en contra de nada, hemos llegado a un punto de miseria por un lado y de gastos absurdos por otro que, sinceramente, menos por donde está metiendo la tijera el gobierno, creo que podría meterse por cualquier  otro lado.

Pero yo tengo mis diversiones particulares, como esa imagen de los funcionarios municipales protestando en el Ayuntamiento. ¿Cuántos votantes de Zoido habría en esa protesta? Seguramente muchísimos, pero el democrático derecho al pataleo siempre ha tenido un gran componente de justicia poética.

Por último, a modo de finiquito, les dejo una pregunta en el aire. La cuestión es que se prevé una  protesta de policías contra los recortes el próximo 17 de noviembre y mi duda es… ¿quién cargará contra ellos?

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...