Hace ya bastantes semanas me despachaba de lo lindo con la selección española de fútbol y su efecto opiáceo para la sociedad. No me voy a retractar, sostengo todas y cada una de las palabras que escribí al respecto. Pero sí diré que yo también poseo un opio que, hasta cierto punto, tolero que eclipse el resto de noticias: los Juegos Olímpicos.

Para mí estos juegos son totalmente diferentes a un mundial de fútbol o una Eurocopa. Contra lo monótono que se me hacen esas competiciones, creo que no hay nada más ameno que esa diversidad de modalidades deportivas, que pueden engancharte incluso sin ser aficionada a nada en concreto. Además, en la mayoría de disciplinas vemos a personas humildes que entrenan infinitas horas, arañan becas y ayudas para poder llevar a cabo su actividad, gente que de verdad suda la camiseta, no millonarios que por muy llanos que quieran parecer como en el caso de Iniesta, no dejan de ser eso, millonarios con coches caros que entrenan unas horitas a la semana.

Nuestra expedición ha tenido que padecer en parte la burla de la crítica, gente y medios de comunicación que, además de no dedicarles ni un minuto de su tiempo, se permitían echarles en cara las pocas medallas conseguidas. Esto es España, sólo estamos para lo bueno, para lo malo es muy difícil contar con alguien. Nadie parece darse cuenta de que lo que hemos visto en estas semanas, para bien y para mal, es el resultado de años de trabajo, y tal y como está la cosa, con los recortes que padece el mundo del deporte, que nunca andó muy sobrado, demasiadas medallas hemos conseguido arañar.

Seguramente ninguno de esos críticos piensa en el mérito que ha tenido la plata de un deporte tan minoritario como el waterpolo femenino, o lo meritorio que es que todos  los piragüistas españoles participaran en sus respectivas finales, trayendo además tres medallas a  casa. Pero  ya  lo dijo el atleta loreño Kevin  López cuando comentó que es más importante para la portada de un supuesto diario deportivo que Cristiano Ronaldo confunda la puerta de un vestuario a que un atleta consiga un triunfo europeo.

Me comentó mi hermano que dentro de las pocas ayudas deportivas que se han creado en los últimos tiempos, se habían puesto en marcha programas de apoyo al deporte femenino, cosa que no sé si habrá influido en el alto número de medallas que nuestras chicas han traído a casa.

Sea como fuere, he disfrutado mucho de los Juegos Olímpicos y muchos de nuestros deportistas han conseguido emocionarme lo que no lograron nuestros mantenidos  peloteros. Puede que la sobreinformación olímpica fuera otra modalidad de opio del pueblo, pero tampoco dije nunca que yo fuera perfecta. Tengo mi adicción al opio como cualquiera. La cosa está en el tipo de opio.

www.SevillaActualidad.com

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...